La movilidad eléctrica continúa desarrollándose, no sólo por tierra, sino también por aire, con proyectos como el aerotaxi Integrity, diseñado por la empresa Crisalion, cien por cien española, que se expone en Mobility City Zaragoza y consiste en una aeronave ligera, de propulsión eléctrica, que permitirá en 2030, cuando supere el largo periodo de pruebas y certificaciones, transportar hasta cinco personas a una distancia de 130 kilómetros y una velocidad máxima de 180 kilómetros por hora.
Esto es posible gracias una tecnología que ha desarrollado esta compañía junto con Tecnalia, el centro tecnológico más grande de España, ha explicado a Europa Press el director general de Crisalion, Carlos Poveda. Esta patente permite que cada unidad de propulsión se maneje de forma independiente para mantener la cabina estable en todo momento.
La compañía ha aprovechado su presencia en Mobility City, en Zaragoza, donde han preparado una exposición que estará disponible hasta después de Semana Santa, para mostrar el nuevo diseño del Integrity, que ya es «mucho más vanguardista», y presentar la nueva marca, ya que la empresa ha pasado de denominarse UMILES Next a Crisalion.
La aeronave Concept fue el primer prototipo, en 2015, a la que siguió otro nuevo a partir de 2019, que ha estado volando en los dos últimos años en diferentes lugares del espacio aéreo europeo, con un resultado «muy positivo».
El resultado final es el Integrity, que ya recuerda más a «un avión pequeñito», adaptado a la tecnología desarrollada por Crisalion, con capacidad para un piloto y cinco pasajeros, además de otra versión con una puerta más grande pensada para el transporte de mercancías o para emergencias.
«Es la única iniciativa española que hay de estas características y que ofrece soluciones de aire y tierra, somos la única compañía en el mundo», ha asegurado Poveda.
Un 'jet privado' por un máximo de 3 euros el kilómetro
El directivo de Crisalion ha reconocido que, por el momento, están trabajando con unas variables que no conocen, como el precio a pagar por utilizar los vertipuertos --aeropuertos de drones-- o las tarifas de los nuevos corredores y el control aéreo, pero sus cálculos apuntan a un precio por pasaje de entre 1,50 y 3 euros por kilómetro. Se trata de «democratizar el aire», según Poveda.
Además, la cabina se ha diseñado «con todo el 'glamour' y el lujo», con acabados futuristas, confortable, con una buena visibilidad para disfrutar del trayecto, así como una personalización del viaje porque está pensada «como un avión privado», «como si cogieras tu propio helicóptero para desplazarte».
A ello ha sumado que el ruido será también mucho más reducido -no habrá que ir con cascos como en un helicóptero-- y se podrá conversar durante el viaje o conectar el ordenador portátil para trabajar. Este aerotaxi, en definitiva, es «una solución placentera, mucho menos nerviosa, más limpia y más económica», ha remarcado.
«Básicamente vamos a poder trasladarnos en las ciudades utilizándolo como un Uber, pero de una forma mucho más económica de lo que sería un helicóptero», ha indicado Poveda, quien ha añadido que el diseño está pensado tanto para el transporte intraurbano como interurbano y ha puesto como ejemplo los desplazamientos entre islas. De hecho, llevan tiempo trabajando con el Gobierno balear y tienen una compañía de aviación ejecutiva de corto alcance que opera en este archipiélago con aviones privados.
En todo caso, ha recalcado que el coste del aerotaxi sería diez veces menor al de un avión privado porque sus costes de mantenimiento o explotación son «infinitamente más baratos» al tener un motor cien por cien eléctrico. La altitud a la que volarán, además, no será muy elevada --entre 300 y 350 metros--, lo que facilitará la labor de los controladores, unido a que incorporarán una tecnología «muy sofisticada, más incluso que el avión comercial para detectar otros aviones, incluso hacer una maniobra para evitar una colisión si procediera», ha aseverado.
Por ello, Poveda ha considerado que pensar en una red de transporte urbano por aire «tiene todo el sentido», en especial para ciudades como Sao Paulo (Brasil), que tiene el tráfico más congestionado del mundo.
Pruebas
Para tener el proyecto listo en 2030, a lo largo de estos años están haciendo «infinidad de pruebas» de la tecnología de embarque, el software de control, la asistencia al piloto, cómo combatir las rachas de viento y mantener la estabilidad o sistemas de aterrizaje y despegue automático.
Asimismo, el director general ha mencionado que están trabajando con los gestores del espacio áereo y los reguladores para acordar las altitudes y velocidades óptimas o los mejores emplazamientos para ubicar las infraestructuras necesarias. «Al final, se trata de hacer un trabajo muy colaborativo y muy unido a todos los sectores y miembros de este ecosistema para garantizar que ocurra y que, cuando ocurra, lo hagamos de una forma segura y que atienda las necesidades del mercado», ha subrayado.
«Las pruebas nunca paran», ha confesado Poveda, quien ha anunciado la «buena noticia» de que ya están embarcados en el complejo proceso de certificación, que requiere «muchísima documentación, diseño y vuelo», que es lo que les llevará hasta 2030 para salir al mercado.
No obstante, el directivo de Crisalion es «optimista» porque, aunque pueda parecer mucho tiempo, «cinco o seis años en el mundo aeronáutico no es nada». Además, de nada serviría tener la certificación para salir al mercado sin que estén operativas las infraestructuras necesarias para esta forma de movilidad.
En cualquier caso, ha afirmado que «vamos a buen ritmo» y que es algo que está ocurriendo «exponencialmente» ya que reguladores de todo el planeta, empresas tradicionales de aviación o automoción, grandes fondos de inversión, constructores de infraestructuras o gestores del espacio aéreo están todos «empujando» porque se ha generado «un gran interés» que agiliza el proceso.
El proyecto necesita 450 millones de financiación
Probablemente, el escollo más grande sea la inversión, dado que el proyecto ha reunido hasta el momento entre 22 y 25 millones de euros, de capital cien por cien español hasta ahora, y necesita cerca de 450. Sin embargo, Poveda ha insistido en que «hay que levantar muchísimo dinero, pero la parte difícil está hecha».
La primera inversión la aporta el Grupo Ibérica, que da el «capital semilla», tras lo que se incorpora la familia Banús, con el Grupo Valdemira, y el brazo de inversión tecnológica del Estado -el CDTI--. También hay varias comunidades autónomas, que no ha precisado, dispuestas a financiar parte del proyecto.
El próximo año, está prevista una ronda para conseguir 100 millones de financiación y, en 2026, otra de 250 millones de euros. Por tanto, ha admitido que es posible que haya que recurrir a capital extranjero para alcanzar estas cifras, para lo que ya tienen acuerdos de colaboración con diferentes países de Latinoamérica --Costa Rica, Brasil, México o Chile-- y Oriente Medio. De hecho, están trabajando en un piloto este año en Dubai con las soluciones de tierra.
Soluciones de tierra
En esta otra rama, la compañía ha desarrollado una tecnología, que ha bautizado como 'Intellidrive' y que permite dotar a cualquier vehículo terrestre de un sistema para pilotarlo de forma remota y, además, generar convoyes. «Podríamos pilotar un solo vehículo con un operador y arrastrar tantos vehículos como quisiéramos», ha explicado.
Ello permite hacer una operativa «mucho más escalable» que la que se consigue con operadores dentro del vehículo y que tienen que ir desplazándose de un sitio a otro.
Los 450 millones de euros de financiación abarcan tanto la parte aérea como la terrestre, aunque la primera es «mucho más complicada y costosa», por lo que aglutina entre el 85 y el 90% de la inversión.
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