Se da la circunstancia de que esta movilización, bajo el lema 'En defensa de nuestro campo' ha sido la primera para la que han conseguido autorización de la Delegación del Gobierno en Aragón.
Blasco ha comentado que también han venido a Zaragoza compañeros de otras comunidades autónomas e incluso de países como Francia, con los que vamos a trabajar en conjunto, «sobre todo ahora con las elecciones europeas» para «que se nos escuche en la Unión Europea». En la primera quincena de junio habrá una movilización en el país galo.
Los tractores han salido de la zona del parking del Pabellón Príncipe Felipe en dirección al paseo de Sagasta, a la sede de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), donde se han sumado agricultores a pie y miembros de ASAFRE. Han continuado por el paseo de la Independencia y la Plaza de España.
En la calle Don Jaime I, los tractores han proseguido hasta el paseo Echegaray y Caballero y en el puente Manuel Giménez Abad, cada uno ha tomado su ruta de regreso. Por otro lado, los agricultores y ganaderos que iban andando han recalado en la plaza San Pedro Nolasco, frente al Departamento de Agricultura, Ganadería y Agricultura, donde representantes de AEGA han leído un manifiesto.
En dicho manifiesto, AEGA, que afirma estar al margen de partidos y sindicatos agrarios, resalta que «jamás se había conseguido que el sector estuviera tan unido, alzando la voz contra la política agraria común que nos va asfixiando y desangrando poco a poco sin ningún tipo de piedad. Llevamos ya cuatro meses de movilizaciones en los que hemos hecho pequeños avances en nuestras reivindicaciones, aunque falta mucho para alcanzar el objetivo marcado y no podemos rendirnos».
«La lucha debe continuar», aseguran, pese a la gran cantidad de trabajo que el sector primario tiene en esta época del año, porque «deben escucharnos en Aragón, en España y en la Unión Europea». Asimismo, asevera el manifestado que les han puesto «una soga verde alrededor del cuello con la que muy despacio nos están ahogando y por ello desaparecerá este sector y con él, el mundo rural en el que hemos nacido».
Otro de los puntos de su protesta es el exceso de burocracia que les exigen, «que muchas veces ni ellos mismos entienden, además de estrictas normativas de producción». En este sentido, se quejan de la importación de productos agrícolas y ganaderos que no cumplen los estándares de calidad, seguridad alimentaria y sostenibilidad, consiguiendo así precios que están por debajo de nuestro precio de coste de producción.
Por todo ello, AEGA reclama la derogación de la agenda 2030; la convocatoria de elecciones a la cámaras agrarias, ya que las últimas fueron en 2001; la revisión del funcionamiento de las pólizas de Agroseguro; la unificación de regiones agrícolas dentro del mismo cultivo.
También, el cumplimiento de la ley de la cadena alimentaria a nivel europeo que les proteja ante las grandes superficies, multinacionales y fondos de inversión, y el cumplimiento de las clausulas espejo, que no entren alimentos extracomunitarios tratados con productos fitosanitarios prohibidos en la Unión Europea.
Otras de las medidas que plantean son la solución al problema de la gestión de los estiércoles, desbloqueando la fertilización orgánica; la revisión del modelo de control efectivo de plagas cinegéticas y especies protegidas; la inclusión de aranceles a los cereales importados de terceros países para que el sector no sea el que se haga cargo del coste de la geopolítica y la reducción de los impuestos repercutidos a las energías utilizadas en agricultura y ganadería.
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