Azcona fue detenido a las pocas horas de la sublevación militar contra el Gobierno de la II República el 18 de julio 1936 y ejecutado extrajudicialmente en septiembre de ese año.
San José, en su intervención de este sábado, ha reivindicado los valores del republicanismo en un con texto en el que «la sombra del odio, la exclusión, la xenofobia, vuelve a recorrer nuestro continente».
«Ahora que la guerra vuelve a las puertas de Europa, hoy más que nunca, quisiera reivindicar los valores del republicanismo cívico que defendió con su vida Manuel Azcona, ha añadido. San José ha reivindicado »la ciudadanía como elemento fundamental«, en una sociedad en la que »no importe el credo, la lengua en la que cada cual se exprese, ni las ideas que cada persona defienda, la raza, el sexo o el género al que pertenezcan".
La consejera se ha mostrado partidaria de una sociedad en la que «nada de eso importe para ser ciudadano y ciudadana», y ha defendido una convivencia basada «exclusivamente en el respeto a las normas básicas que nos hemos impuesto». «Esos son los valores que constituyen esta Euskadi en democracia», ha añadido.
Justicia y memoria
San José, en su primera intervención en un acto del área de memoria histórica, se ha referido al especial significado de esta ceremonia. «Hoy es un día muy especial para mí. Este acto representa la máxima expresión de lo que pretende ser mi departamento: la unión entre la justicia y la memoria», ha explicado.
La consejera ha indicado que con este acto «damos un paso más en la construcción de nuestra memoria histórica», y ha instado a «recordar con orgullo» a Manuel Azcona y todas las personas que, como él, «soñaron con una sociedad más justa, más igualitaria y diversa». «Qué su recuerdo cabalgue de generación en generación como testigo de nuestro firme compromiso con la democracia y la libertad», ha manifestado.
En el acto de este sábado también se ha recordado a todas las personas represaliadas por sus ideas y, en especial, a los miembros de la Comisión Gestora Provincial de Álava que fueron «injustamente detenidos, torturados, encarcelados y fusilados».
Estas personas eran militantes del Partido Socialista Obrero Español, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Acción Nacionalista Vasca, Partido Comunista y la Unión General de Trabajadores, unidos en el Frente Popular.
«Hoy nos volvemos a sentir profundamente orgullosos de ellos, de su dignidad, de su compromiso; hoy vuelven a sonar sus nombres ante las puertas del Palacio de la Provincia» ha recordado San José, que ha estado acompañada por Alberto Alonso, director del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos-Gogora.
El acto ha comenzado con la proyección de un vídeo elaborado por Gogora que resume el proceso de recuperación e identificación de estas víctimas este caso.
Tras los discursos institucionales, San José y González han entregado a la familia los restos de Manuel Azcona. Los restos mortales han sido ha recogidos por la nieta de Azcona, María Jesús Fuertes, que ha estado acompañada por sus hijos.
La familia también ha recibido un informe que recoge las labores de exhumación e identificación del caso y una réplica en miniatura de la escultura ?Duintasuna? de Iñigo Arregi, que preside los Columbarios de Elgoibar y Orduña.
Con posterioridad, se ha llamado a las familias de otras dos personas asesinadas junto a Manuel Azcona: Casto Guzmán y Teodoro Olarte, y a todas ellas, se les ha bailado el ?aurresku de honor?.
El acto, que ha finalizado con una ofrenda floral y la interpretación del ?Agur Jaunak?, ha contado con una amplia representación institucional y social.
Por parte del Gobierno Vasco ha asistido, además de San José, la vicelehendakari primera y consejera de Cultura, Ibone Bengoetxea. Por parte de la Diputación alavesa ha asistido la corporación al completo. A su vez, han estado presentes en la ceremonia la presidenta de las Juntas Generales de Álava, Irma Basterra, y junteros y junteras de EAJ-PNV, EH Bildu, y Elkarrekin Podemos.
Además, han acudido a la ceremonia Begoña González, concejala de Memoria Democrática del Ayuntamiento de Miranda de Ebro; Josemi Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, e Ion Gambra, miembro del consejo de dirección de Gogora. Asimismo, han estado presentes representantes y miembros de entidades que trabajan en el área de la memoria histórica y que han tenido especial relevancia en el caso.
Las circunstancias del asesinato de Manuel Azcona son un ejemplo de la represión que el bando franquista desplegó en Álava al hacerse con el territorio. Entre 1936 y 1945, un total de 376 personas fueron ejecutadas, de las que 299 lo fueron de forma extrajudicial. Esta cifra hace referencia tanto a las personas ejecutadas en el territorio, como a los alaveses que fueron ejecutados fuera de él.
La acción represiva contra cargos electos fue «cruenta», según ha recordado el Ejecutivo vasco. Entre marzo y julio de 1936, la Comisión Gestora Provincial de Álava, designada por el Frente Popular, estuvo formada por 15 miembros de los partidos que integraban la coalición de izquierdas, y todos ellos fueron destituidos y detenidos con el golpe de estado.
Entre septiembre y octubre de 1936, siete de ellos fueron excarcelados en Vitoria y ejecutados extrajudicialmente. En la documentación histórica referente a cinco ellos, consta por escrito que iban a ser ?trasladados a Pamplona? el 17 de septiembre de 1936.
No obstante, aquel día Modesto Manuel Azcona Goicoechea, Casto Guzmán Castro, Teodoro Olarte Aizpuru, Ricardo Ibáñez Hidalgo y Benedicto Luna López no llegaron a su destino. Ese mismo día, junto a una carretera en la localidad de Bayas, Miranda de Ebro, aparecieron cinco cadáveres, y el alcalde ordenó inhumarlos en el cementerio.
Así, fueron enterrados en una misma fosa del cementerio de Bayas Manuel Azcona Goicoechea y Casto Guzmán Castro, diputados de la Comisión Gestora Provincial, Teodoro Olarte Aizpuru, presidente de la Comisión Gestora Provincial, Ricardo Ibáñez Hidalgo, militar, y Benedicto Luna López, trabajador de la banca.
Una vez finalizada la guerra, la familia Olarte exhumó sus restos y los inhumó en el cementerio de Santa Isabel, en Vitoria-Gasteiz. El resto de las familias desconocían qué había sido de sus seres queridos.
En 1967, en el uso del espacio del cementerio, la fosa original de 1936 se rompió y los restos fueron inhumados en otra fosa del propio cementerio de Bayas. En 2019, con el impulso del Ayuntamiento de Miranda de Ebro, la Sociedad de Ciencias Aranzadi exhumó estos restos mortales, y si bien se cotejaron las muestras de ADN con las aportadas por la familia Azcona, en ese momento no dieron un resultado positivo.
Recientemente, Gogora, a través del laboratorio genético Biomics, solicitó otra muestra de ADN a la familia y, finalmente, con la tercera muestra cotejada, se han podido identificar los restos de Manuel Azcona Garaicoechea.
Gogora sigue trabajando para lograr identificar genéticamente a las restantes víctimas para entregar sus restos a sus familias, si bien en este momento no tiene contacto con los descendientes de Ricardo Ibáñez y Benedicto Luna .
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