Pasajeros en el aeropuerto de Sevilla atentos a la información sobre los vuelos que aparece en las pantallas. | MARÍA JOSÉ LÓPEZ-EUROPA PRESS

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Los aeropuertos andaluces van recuperando la normalidad al desarrollar de manera manual los sistemas informáticos después de haber sufrido los efectos de una incidencia mundial que afecta a empresas de todo el mundo, y que también ha tenido consecuencias en las aerolíneas y en los aeropuertos internacionales, por lo que «poco a poco se están recuperando algunos de esos sistemas afectados», según indican fuentes de AENA a Europa Press.

Hata el momento, todos los aeropuertos están operativos, pero en algunos procesos «se opera inevitablemente con más lentitud de lo habitual», lo que está provocando algunos retrasos. En el caso de Málaga, con 500 vuelos entre salidas y llegadas, se han registrado dos cancelaciones --un vuelo con destino a Palma y otro con salida desde Barcelona", mientras que en el de Sevilla, con 170 operaciones previstas, se han cancelado cuatro vuelos correspondientes a las rutas con Valencia e Ibiza.

Si bien la normalidad se va adueñando de los aeropuertos tras este fallo informático a nivel mundial, algunos pasajeros no esconden su malestar por los contratiempos que la caída del sistema ha ocasionado en sus vuelos, ya sea en forma de retrasos a la hora de obtener sus tarjetas de embarque, «de hasta una hora y 18 minutos» o por las «largas colas» frente a los mostradores de facturación, como señalan a Europa Press varios de estos usuarios en la terminal de Sevilla.

Durante las primeras horas de la mañana se activaron los sistemas de contingencia y se gestionaron algunos procesos de manera manual para mantener las operaciones que, por el momento, cumplen con la programación del día, aunque con algunas demoras. En este sentido, como informa AENA, algunas aerolíneas están reprogramando sus operaciones.

Las compañías y aeropuertos de otros gestores internacionales afectados por el mismo problema también están tratando de recuperar totalmente sus sistemas. Las operaciones tanto de salida como de llegada se están produciendo con demoras «que cada vez son menores, pero no se han paralizado en ningún momento».