La campaña arqueológica que, por noveno año, se ha desarrollado este mes de agosto en la Villa Romana de Salar, en el Poniente de Granada, finaliza estos días tras la aparición de nuevos restos en la zona del edificio monumental tardío, entre ellos una columna de fuste completo de tres metros, y un par de hachas, una de ellas de las conocidas como 'dolabras' romanas, que formaban parte de la panoplia militar de la etapa en que se data esta construcción, entre mediados de los siglos V y VI.
En declaraciones a Europa Press, el director de los trabajos, Julio Román, de la Universidad de Granada, ha explicado que este año se han centrado en una esquina de la zona C del yacimiento como paso previo a la construcción del proyecto arquitectónico para enriquecer las visitas que se va a construir con financiación de fondos europeos, y que conllevará que en principio no se planifiquen excavaciones en el recinto de la Villa Romana los dos próximos veranos sino otros trabajos asociados.
En este edificio con patio de columnas se trabaja desde el inicio de esta década, y entre los restos que aparecieron en la campaña de 2023 hubo basas, fustes y algunos capiteles decorados. Este verano, según los resultados que está previsto se presenten este viernes a las 20,30 horas en la sala de usos múltiples de Salar, se confirma lo que se sabía de él, con una torre central con crujía meridional que le daba acceso.
Con evidencias de reutilizaciones de pavimento, el hallazgo «quizá más interesante» para Román ha sido la columna de fuste completo de tres metros, que parecía estar acopiada para utilizarla de alguna manera que el equipo de expertos que dirige desconoce, si bien sí apunta a que procedería de la residencia original, más lujosa, del siglo IV, en el mismo yacimiento de la Villa Romana.
Pero más allá de las claves que para los arqueólogos puede tener lo que se adivina a través de los restos de una fachada con torre tipo mirador central, junto con el patio, las columnas y los capiteles decorados, la aparición de la 'dolabra' romana vendría a confirmar el uso no sólo residencial de esta residencia en cuyo natural menos lujoso ya se observa la asunción del cristianismo como fe religiosa por parte de la clase dirigente.
Es decir, es una arquitectura de estilo bajoimperial en que la casa se organiza no tanto en torno a patios, sino a grandes pasillos, que empiezan a configurarse como «espacios principales» donde se desarrollan funciones protocolarias del propietario, que pueden ir desde la recepción de personas que acuden para hablar de asuntos sociales o económicos e incluso a pedir justicia.
Son momentos en que los dueños de estas casas dominicales (del latín 'dominus', esto es, propietario), explica Román, incluso empiezan a organizar sus propias milicias, siendo en cierto modo los precursores de lo que serán los señores que organizarán sus territorios conforme avance la Edad Media.
En la época en que se puede datar esta vivienda tardía, Roma ha caído y ha abandonado los gobiernos de las provincias, que empiezan a organizarse en estos términos, como se explicará entre otras cuestiones en la exposición de este viernes, que se encuadra también en las numerosas actividades sociales y culturales que se han venido realizando en Salar en agosto con motivo de esta novena fase de las excavaciones de la Villa Romana.
A los vecinos se les encuadrarán estos hallazgos en la estrategia del municipio, de unos 2.600 habitantes, para consolidar su atractivo como destino que alberga la Villa Romana, que contará en este mismo espacio, y es por lo que se han centrado las excavaciones este año en cerrar en lo posible el conocimiento de la zona C, con un edificio de interpretación con base en el anteproyecto seleccionado en un concurso convocado a tal efecto, y que habría de estar terminado en el último tramo de 2026.
Con estos «últimos datos» que los arqueólogos, con unos trabajos este verano ya fuera del Proyecto General de Invetigación que marcó las directrices de las excavaciones en los últimos años, ponen a disposición de proyecto arquitectónico se contribuye a un espacio que, según detalla Román, mejorará la visita albergando «todos los restos» así como los espacios de trabajo, laboratorios o talleres. La idea en resumen es la «musealización» de la Villa Romana con base a una subvención de unos tres millones de euros.
Bien de interés cultural
El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía acordó en mayo de 2021 inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural con la tipología de Zona Arqueológica, la Villa Romana de Salar, en el Poniente de Granada, una de las más importantes y singulares villas romanas documentadas, y las venus allí aparecidas.
Fundada en época altoimperial (principios del siglo I después de Cristo), fue remodelada y monumentalizada en el primer tercio del siglo IV y, finalmente, abandonada durante en el siglo VI. La Villa Romana de Salar representa así un importante testimonio material sobre la evolución histórica del municipio, además de la transición del enclave desde su fundación hasta su abandono.
Constituye uno de los máximos exponentes para el estudio de la arquitectura doméstica de ámbito rural hispano gracias a la observación de sus mosaicos, pinturas murales, columnas y esculturas femeninas.
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