Labores de limpieza en una zona afectada por la DANA, a 17 de noviembre de 2024, en Paiporta, Valencia, Comunidad Valenciana (España). | Eduardo Manzana - Europa Press

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Madres y padres de alumnos de la localidad valenciana de Paiporta, una de las más afectadas por la DANA del 29 de octubre, exigen «priorizar» y «dar una solución global» a los estudiantes de este municipio, una auténtica «zona catastrófica» también desde el punto de vista educativo. «Necesitamos de las instituciones que se den más prisa, que inviertan más. Están muy dormidos».

Así lo enfatiza Gloria Fos, vicepresidenta y tesorera del AMPA del CEIP Rosa Serrano. Esta representante de las familias explica, en declaraciones a Europa Press, que, en estos momentos, la comunidad educativa de Paiporta tiene «tres frentes» fundamentales abiertos.

El primero de ellos y crucial es que hay muchos niños y niñas que no pueden salir del municipio porque sus progenitores no disponen de vehículo para poder llevarlos a centros de acogida y desde hace más de dos semanas están «encerrados» y «desamparados». Ahora, se ha habilitado la opción de las clases en línea, pero desde las AMPA se recuerda que todavía hay problemas de comunicación y que no todos los menores cuentan con acceso y/o dispositivos para seguir esta modalidad, algo que «segrega claramente» a los alumnos.

Asimismo, no es posible establecer líneas de autobús para los 4.000 niños que aproximadamente integran la comunidad educativa del pueblo, sobre todo por razones de seguridad: «En las calles hay maquinaria pesada, alcantarillas sin tapa, contaminación bacteriológica... lo que supone un riesgo», recalca.

Y, en tercer lugar, advierte que los centros de otros municipios que están acogiendo a alumnado de la llamada 'zona cero' tienen de plazo hasta el 22 de noviembre para que el alumnado desplazado formalice matrícula. «Pero se da la circunstancia de que algunas direcciones están informando de que tienen la ratio superada y no pueden hacerlo, por lo que se está planteando la posibilidad de que los niños sean derivados a un tercer centro», lamenta la representante del AMPA, que llama la atención sobre el efecto que puede tener esta circunstancia en unos menores ya en situación de «estrés postraumático».

Esta cuestión se puso sobre la mesa en la reunión que la pasada semana mantuvieron los distintos agentes implicados y en la que la inspectora de Educación de zona se comprometió a elevar la petición de flexibilizar plazos, según estas fuentes del AMPA.

Gloria Fos califica esa reunión de «tensa» y confiesa que salió con la sensación de que se va «cuesta abajo y sin frenos». En este sentido, echa de menos más comunicación entre el Ayuntamiento y la Generalitat e, incluso, dice, entre las consellerias de Educación y Sanidad.

"falsas expectativas"

«Las decisiones se han tomado de manera unilateral: hay motivos, como los que hay para no poner autobuses, que entendemos, pero sí solicitamos que no se envíen circulares dando falsas expectativas de apertura; que se pongan de acuerdo y haya una organización dentro del caos», demanda Fos, al tiempo que se queja de que se están viendo muchas informaciones sobre los colegios que reabren, cuando los que más necesitan ser escuchados son todos aquellos que están cerrados y que lo estarán por meses o tendrán que ser demolidos.

Cabe recordar que en la reunión de la semana pasada, el Ayuntamiento de Paiporta informó que, junto a la comunidad educativa de la localidad, pedía a la Conselleria de Educación a «flexibilizar» los plazos para el comienzo de las clases e intervenir en los centros para asegurar una «entrada segura», al tiempo que se acordó no empezarlas «hasta que se cumplan todos los requisitos de Salud Pública».

Agregaba el consistorio que la Conselleria anunció que el próximo 25 de noviembre comenzarían las clases, pero la Concejalía, «recogiendo la petición de los centros educativos del municipio», ha optado por esperar para retomar la actividad.

Ante esta situación, padres y madres de Paiporta reclaman a las administraciones soluciones que, además, sean generalizadas para evitar discriminación entre el alumnado.

«Me da igual cómo lo hagan. En España, la educación es obligatoria a partir de los 6 años. Yo no tengo que buscarme la vida como madre para llevar a mis hijos al colegio, tienen que dar solución a los niños, que no gritan y que siempre son los últimos», exclama una ciudadana de la población con dos hijos pequeños.