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RAPHEL PHERRER La compañía teatral Xamo Xamo presentó la noche del lunes «El avaro» de Molière en el Teatre Principal, en el marco del XII Certamen de Teatre Amateur. Todos sus integrantes son de Binissalem o poseen algún vínculo familiar en esta localidad vitícola del Raiguer. Su trabajo escénico empezó en 1995, aunque la formación había tenido una etapa anterior, con otros integrantes, que se remonta a 1989.

Así pues, en la década de los noventa Xamo Xamo reemprendió el camino creando una sociedad cultural, exenta de IVA, pero también de sueldos, una de las condiciones más dolorosas del «amateurismo». ¿Por qué los aficionados oficiales se ven privados del «poderoso caballero» cuando a veces hay profesionales mucho menos preparados que cobran religiosamente por torturarnos con sus bodrios? Rezaré un rosario de plus todas las noches en mi reclinatorio para que eso no siga ocurriendo, pues no puede ser que cada vez que un grupo amateur monta una obra sus componentes tengan que desangrarse en el cajero automático más próximo.

Para los veteranos del grupo "Francesc Bauzà (Cléant, hijo del avaro), Joan Maria Pascual (el avaro Harpagón) y Miquel Àngel Moyà, director de la obra", Xamo Xamo pretende demostrarse día a día que se pueden hacer montajes más allá del llamado «teatro regional». Por ello eligieron esta pieza de Molière, que suponía un reto. Pero, para qué vamos a engañarnos, la obra es pesadita como ella sola y los aterciopelados sarcasmos palaciegos de la era pre-guillotínica del autor huelen a butifarra francesa au beurre.