15/04/01 0:00
Que el británico té de las cinco debe tomarse a las cinco o'clock es un hecho universalmente conocido. Que un concierto de rock, jazz o blues programado en la Isla de la calma para las 23.00 horas comience a las 23.00 horas o'clock parece obra de magia. Pero que los 150 asistentes que completaban el aforo del Valldemossa Nixe Club para asistir al concierto de Georgie Fame, leyenda viva de la música rock, estuvieran clavados en sus mesas minutos antes, roza la categoría de milagro.
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