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Que el británico té de las cinco debe tomarse a las cinco o'clock es un hecho universalmente conocido. Que un concierto de rock, jazz o blues programado en la Isla de la calma para las 23.00 horas comience a las 23.00 horas o'clock parece obra de magia. Pero que los 150 asistentes que completaban el aforo del Valldemossa Nixe Club para asistir al concierto de Georgie Fame, leyenda viva de la música rock, estuvieran clavados en sus mesas minutos antes, roza la categoría de milagro.

Este detalle es el botón de muestra de cómo transcurrió la velada organizada por Somràdio. Fue una perfecta sincronización de espectáculo nordeuropeo, una comunión respetuosa y llena de admiración entre los asistentes y el escenario. Como un ambiente selecto, de cena en restaurante de lujo, con estrella invitada en exclusiva pero sin poder dejar de percibir una cierta inclinación al club de jazz.

Georgie Fame, acompañado por sus dos hijos, Tristan y James Powell, dio una muestra más del porqué de tanto respeto y admiración recibida en sus casi cuarenta años en el candelero.