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El convento de las Caputxines, que celebra la Navidad mostrando sus fondos artísticos, reúne este año una selección de escaparates, urnas y capelletes, piezas de mobiliario que formaban parte de la casa mallorquina desde el siglo XVII, siempre en relación con la devoción cristiana, y que en el XX cayeron en el olvido. La exposición se abrirá el próximo día 20 en las salas de este monasterio palmesano.

«Mobles per a imatges, escaparates, capelletes i campanes (segles XVII"XX)» ha sido comisariada por los historiadores del arte Aina Pascual y Jaume Llabrés quienes, desde 1996, impulsan un proyecto de recuperación e investigación del patrimonio de las Caputxines que, cada Navidad, culmina con una exposición y la apertura al público de los belenes históricos del convento. Este año, además del belén monumental, que el CIM declarará bien de interés cultural, y de los de urna, los comisarios exponen una cincuentena de piezas que aúnan devoción popular y carácter patrimonial, objetos históricos rescatados del olvido para esta muestra, no sólo con su exhibición al público sino con la publicación de un inventario y catálogo.

Pascual y Llabrés han recorrido otros monasterios, casas señoriales mallorquinas y hasta alguna parroquia en busca de estos pequeños objetos de mobiliario con imágenes de santos o de la Virgen en su interior, protegidos por un cristal. Muchas de las tallas son obra de artistas muy populares en la época como el Mestre de las Verges Roses (XVIII) o el escultor catalán Adrià Ferran (1774"1774), que trabajó mucho en Mallorca.

La verdadera explosión de uso de estos objetos entre las costumbres de las clases altas surgió en el XVII, como es el caso de los escaparates, que tienen su origen en la cultura árabe y que servían para guardar objetos preciosos o delicados, joyas, en la zona del dormitorio de las mujeres. «Con la Contrarreforma comienza una gran devoción a los santos y estas vitrinas pierden su carácter profano para albergar imágenes religiosas», explican los comisarios.