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Música, poesía y reivindicación. Estos fueron los tres ingredientes que protagonizaron la VIII Diada per la Llengua i l'Autogovern. El acto se celebró ayer por la noche en la Plaça Major, una plaza que se llenó para despedir la cantata «Germanies», de Lluís Llach, y para rendir un doble homenaje a Marià Villangómez y al cantante Bonet de San Pedro. El primer plato de la noche buscó recordar la memoria de Villangómez, recientemente fallecido. Isidor Marí, ibicenco como el escritor, se encargó de leer el poema «Terra natal», un texto de juventud. A su alrededor, una docena de niños recordaban una célebre frase del poeta: «Voler l'impossible ens cal, i no que mori el desig».

La música relevó a la poesía. Lluís Llach se apropió del escenario para ofrecer un recorrido por sus canciones de siempre y las más nuevas. «Es un sueño terminar con 'Germanies' en Palma», aseguró Llach. El catalán dedicó el tema «Com un arbre nu» a Bonet de San Pedro, de quien dijo que «para muchos fue, en tiempos difíciles, un rayo de esperanza». Uno de los temas más tatareados de la noche fue «La Gallineta» que Llach ofreció en versión renovada. Los jóvenes y no tan jóvenes recordaron el estribillo y cantaron junto al catalán.

Después del recorrido por la música del ayer y del hoy llegó el turno, de nuevo, de la poesía. «Germanies», basada en versos de Miquel Martí i Pol, empezó su trayecto casi tres cuartos de hora más tarde de lo previsto. El escritor Biel Mesquida presentó la cantata en la que Llach estuvo arropado por el contratenor Xavier Torra, Conxa Buika, el Orfeó Català y los Blauets de Lluc. En total, unos 100 niños vestidos de blanco unieron sus voces a las de sus compañeros. El público escuchó atentamente la obra que Llach compuso para los Països Catalans. Al final, todo fueron aplausos dedicados a reivindicar una lengua y un país.