Las restauradoras Mª José y Neus son las encargadas de llevar a
cabo este proyecto. Ambas forman parte de una empresa privada de
arqueología y restauración, a la que el Ayuntamiento de Eivissa
solicitó sus servicios de inmediato para evitar que la fachada se
viniera abajo. La misma empresa seleccionó a dos especialistas en
trabajos verticales, que son las personas que bajo la sujeción de
un arnés penden en la pared de la muralla llevando a cabo la tarea
de restauración con morteros tradicionales de cal y arena,
específicos para no alterar el estado original de la muralla.
Estos trabajos de recuperación del baluarte del Revellín han
tenido una duración de quince días. La tarea era complicada por el
mal estado de la fachada y la vida de los trabajadores podía correr
algún peligro, pero respetando todas las normas de seguridad los
restauradores aseguraron no haber tenido «ningún problema» en estos
días, convirtiéndose en su mayor enemigo el «insoportable calor que
pega a estas alturas».
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