José María Sicilia propone en Ca n'Apol·lónia un recorrido por su obra reciente.

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Àrboles, pañuelos, colores vivos. José María Sicilia (Madrid, 1955) se ha inspirado en sus viajes por la India para realizar «Un despertar sin imagen», la exposición que inaugurará Ca n'Apol·lònia de Son Carrió el próximo 19 de octubre. Un montaje diferente, compuesto por sus características ceras que se acompañan de una serie de dibujos y fotografías. La diferencia radica en un cambio de estilo imprimido por su nueva aventura vital.

La principal novedad de la exposición es la desaparición de las flores que integraban las ceras de Sicilia, que se sustituyen por una nueva temática adquirida durante su estancia en el país hindú. En total, la muestra se compone de once ceras de 182 X 155, ocho dibujos de 50 X 50 y cuatro fotografías. Se trata de obra reciente, de los años 2001 y 2002, y es la primera vez que se exponen. Cada una de las piezas se denomina igual que la propuesta y están pobladas por colores vivos como el rojo o el azul marino. El montaje permanecerá hasta finales de año en el centro de Son Carrió.

El artista estudió en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Ha vivido en París, Nueva York y en Sóller, localidad en la que pasa largas temporadas. Sus principios en el mundo del arte se caracterizaron por el naturalismo. El gesto expresionista de Sicilia fue derivando hasta la abstracción. Era la época de los ochenta y el blanco empezó a centrar sus obras, «en una evolución que lo llevaría casi hasta el lindar de la invisibilidad», según explica la «Gran Enciclopèdia de la Pintura i l'Escultura a les Balears». «El blanco nunca es puro, sino que el autor hace que tome una tonalidad amarillenta más cálida». A finales de los ochenta y principios de los noventa, empezó a utilizar la cera como material en sus obras, una de sus características más destacadas. «Sobre tela o papel, esparce una capa de cera muy gruesa sobre la superficie del cuadro», se lee en la enciclopedia.

Dentro de esta línea realizó la serie «Sanlúcar de Barrameda», inaugurada en la Fundació Pilar i Miró de Mallorca. Se componía de 300 piezas de pequeño formato cuyo principal elemento era la cera virgen.