Las columnas transparentes de Ito, y las de piedra que diseñó Sagrera, forman un bosque de luz y sonido que invita al recogimiento.

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Toyo Ito cierra el debate sobre arquitectura contemporánea planteado por la dirección general de Arquitectura i Habitage, que dirige Jaime Carbonero. En sa Llonja el arquitecto nos sumerge en la dimensión espiritual de la arquitectura, que en su caso se va nutriendo de las distintas culturas que va conociendo. «Ahora trabajo más en Europa que en Japón y lo que me interesa es cómo puedo ir conviviendo con otras culturas» porque, lo verdaderamente importante es «cómo va creciendo mi arquitectura».

Las 11 columnas de tela y luz ideadas por Ito se integran perfectamente en las que Sagrera concibió en espiral y en piedra. Todos juntas forman un bosque de luz y sonido. La primera es el soporte principal de la instalación, y de sus edificios, y el segundo un complemento también de primer orden ya que, para este trabajo, ha colaborado con el compositor japonés Ryoji Ikeda. La instalación es una enorme escenografía sobre el espacio diáfano de sa Llonja. Cada una de las columnas de luz alberga imágenes de sus proyectos que van ascendiendo hasta la bóveda ya que los tubos de tela, de distinto diámetro, son de la misma altura que las columnas de Sagrera. «Me encanta la espiral que forman, el movimiento, yo siempre he pretendido plasmar en formas las cosas fluidas».

La exposición se completa con una pantalla gigante, al fondo, sobre la que se superponen imágenes de los planos de sus edificios que salen de siete proyectores de vídeo. Los círculos y líneas rectas que han surgido de su lápiz se convierten aquí «en imágenes abstractas».

«A través de diseñar las obras de arquitectura puedo ir viendo la sociedad, mi obra es como un ojo que me sirve de apertura. Cuando leo los periódicos me dan a conocer unos hechos concretos, pero cuando verdaderamente los conozco es a través de mis diseños, que me hacen pensar ¿qué tengo que hacer ante estos hechos? Mediante mis diseños me doy cuenta de que formo parte de la sociedad», explicó Toyo Ito, confeso admirador de Gaudí. Personaje muy accesible, parece huir del glamour que acompaña en los últimos años a los arquitectos estrella. «En Japón los arquitectos no han alcanzado el mismo estatus que en Europa».