Daniel Roth y Ary Gandolfi, antes de salir hacia Inca con el tren.

TW
0

Jaume Vidal miraba con atención cómo tocaba Antonio Noguera en la plaza de la Mare de Déu de la Salut. Nunca lo había escuchado antes y parecía gustarle. Jaume había bajado de Llucmajor para disfrutar de la tercera edición de la Festa de la Música que cada 21 de junio llena las calles de todo el mundo de música, incluidas las de Palma. «He venido a Ciutat para escuchar algunos grupos que conozco y, también, a descubrir nuevos», aseguró. De esta manera, «los veo en un ambiente diferente, fuera de los bares en los que habitualmente tocan».

Como Jaume, infinidad de ciudadanos disfrutaron de una jornada en la que los grupos fueron los auténticos protagonistas. Hubo de todo, desde pop hasta folk pasando por el rock y el flamenco. La experiencia de veteranos como el dúo formado por Daniel Roth o Ary Gandolfi, que se subió al tren para amenizar el trayecto hacia Inca y Manacor, contrastaba con la juventud de formaciones como Men, cuyo miembro más joven tiene 13 años. «Llevamos tocando cuatro años juntos», comentó David Caro, guitarrista y cantante del grupo. Men mostró sus temas propios y sus versiones de Led Zeppelin o Foo Fighters en la Plaça d'Espanya. «Es un honor poder actuar aquí; es un escaparate para los que estamos empezando».

Durante el mediodía, la Plaça Major era un hervidero de gente. Turistas y mallorquines se paseaban entre los chiringuitos y aprovechaban para escuchar a formaciones como Revelation o Art i Ball Mallorquí. Cati Miguel, integrante de la agrupación, decidió bailar una jota marinera junto a una compañera para ver si alguien las seguía. «No lo hemos logrado pero, como mínimo, lo hemos intentado». Para Cati, la fiesta sirve para «conocer diferentes sonidos y no sólo lo propio».

Una de las novedades de este año consistía en un cercavila por las mercados de Santa Catalina, el Olivar y Pere Garau. El grupo de gralles y tambores de la Assumpció debía realizar un pasacalles dentro de los tres mercados y moverse de un lado a otro con una galera. Sin embargo, no pudo ser. «En Santa Catalina nos han dejado dar una vuelta dentro pero, luego, nos han echado», explicó Juanra Martínez, uno de los componentes de la agrupación. En el Olivar, lo intentaron pero no les dejaron tocar ni dentro ni fuera. Al final, hicieron un breve recorrido por Sant Miquel.

Dos patios, el del Centre de Cultura Sa Nostra y el del Cercle de Belles Arts también se dejaron seducir por la música. En el primero, tocó Guillem Sansó, quien no se mostró muy satisfecho con la celebración. «Estoy contento con poder tocar pero creo que no debería existir un día dedicado a los músicos». En cambio, para ciudadanos como Teresa Bestard, «es una oportunidad para todos aquellos que empiezan».

Los Dj's regresaron, por segundo año, a Ses Voltes, un lugar invadido por la playa. Tumbonas, sombrillas y chiringuitos acompañaron a los discjockeys hasta la noche. Era un día especial y había que celebrarlo a lo grande.