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A principios del siglo XIX, Beethoven, Weber, Glinka, Rossini y Kreutzer utilizaban unos instrumentos diferentes a los actuales. De ahí que, cuando sus composiciones veían la luz y se tocaban en público, sonaban muy diferente a como suenan hoy. El Festival de Deià recuperó ayer el espíritu de aquella época con un concierto en el que Erich Höprich, Jane Gower y Rumiko Harada, el Trío Pathétique, usaron instrumentos del 1800.

«Será como si regresáramos atrás en el tiempo y nos encontráramos en pleno siglo XIX», aseguraba Harada antes de empezar la actuación. La razón: «Descubriremos cómo sonaban realmente las obras cuando se escribieron». En aquella época, «los instrumentos tenían unas características diferentes que les proporcionaban un sonido también diferente», según Höprich. «Si hubieran escrito esas composiciones hoy, no hubieran sonado igual».

Rumiko, por su parte, se sentó ante un pianoforte de 1840 fabricado por Erard. «Erard fue quien introdujo el metal en el piano, un elemento común en los pianos del presente» . Por eso, «el sonido es más suave y claro». El repertorio se centró en «una música apasionada».