Joan Manuel Serrat sigue siendo enoi del Poble Sec. Hace tiempo
que sus famosos veinte años quedaron atrás pero él sigue con la
misma vitalidad que entonces. Una vitalidad que ahora destina a
presentar su último trabajo, «Serrat Sinfónico», donde el cantante
ha traducido sus clásicos de siempre al lenguaje de las grandes
orquestas. Esta noche protagonizará el acto central de la Diada y,
mañana, ofrecerá un concierto abierto al público en el patio de la
Misericòrdia.
«Me gusta sentirme independiente, siempre he sido un hombre
libre». Para Serrat, las palabras 'artista' e 'institucional' nunca
pueden ir juntas a pesar de que «el arte es una prolongación del
pensamiento y el pensamiento siempre es político». «Cualquier
acción del individuo tiene detrás una intención política». Sin
embargo, ha sido su libertad como creador la que le ha permitido
adentrarse en un proyecto que siempre ha tenido en mente: «Serrat
Sinfónico». «No lo había llevado a cabo antes porque quería hacerlo
con una orquesta no de alquiler si no de entidad». La creación de
la Orquestra Simfònica de Barcelona le permitió convertir en
realidad su sueño.
«Quería que el disco naciera fruto de la complicidad y, con la
OSB, se ha logrado». Además, la grabación del disco ayudó a «apoyar
una nueva formación» y a «abrirle camino». Después, llegó una
extensa gira que le ha llevado a recorrer medio país y Sudamérica,
«mi espacio natural», y que finalizará en Nueva York el 16 de
noviembre. Tan claro tenía Serrat que algún día acabaría publicando
un álbum con una orquesta sinfónica que llevaba preparando el
proyecto desde hacía cinco años. «Quería tener los deberes hechos
para empezar a grabar enseguida que se diera el momento propicio».
Joan Albert Amargós se encargó de los arreglos musicales, de
reconvertir los clásicos del músico.
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