El público se volcó, un año más, en este recorrido cultural que incluye más de veinte galerías de Palma. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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Salieron tantos políticos a la calle, de izquierda y derecha, que tocaban a uno por artista y galería. Claro que nuestros próceres, en general, nunca pierden comba y están siempre donde hay barullo, gente que saludar y manos que apretar. Conocedora del evento, que he seguido cada año desde su inauguración, opino que la de 2005 me ha parecido conservadora y sosa. No encontré las calles del circuito a rebosar, como en convocatorias pasadas, aunque las galerías no estuvieron vacías en ningún momento. Pero a esta fiesta del arte le hace falta una inyección.

Seguramente Rogelio Araújo, concejal de Cultura de Cort, se mostrará en desacuerdo con el encabezamiento de este artículo, porque ayer le vimos exultante, muy en su estilo, pero desde aquí le apunto, señor regidor, que Cort debe volcarse con el acontecimiento y echar la imaginación a volar. El PSOE se lo dijo ayer bien claro con las propuestas que hizo por la mañana para «mejorar» el evento. Y tal vez para comprobar in situ si tienen razón, su grupo municipal en Cort acudió en pleno a la inauguración en el Casal Solleric con Ramon Socias, delegado del Gobierno, a la cabeza.

Con quince minutos de retraso llegó la alcaldesa al lugar, inicio de la fiesta, luciendo el mismo traje que vistió para recibir a los Príncipes en Cort. Era el pistoletazo de salida con las exposiciones de Betty Gold, Mark Schultz, Cristina Escape y Nono Bandera. El Solleric sorprendió con unas proyecciones en el patio sobre la fachada y música de violonchelo. Música también hubo en la Fundació La Caixa, donde colgaron unas preciosas piezas de Jorge Pardo, con el Barcelona Swing Serenates.