Guinovart se ha caracterizado a lo largo de su extensa carrera
por combinar diferentes técnicas pictóricas que le han permitido
expresar aquello que le preocupaba. Sus últimos años creativos han
ganado en «morbosidad» y, sobre todo, en «frescura», según Daniel
Giralt-Miracle. El crítico es el comisario de la exposición
«Guinovart. Obres del 2000 al 2005», que se inaugura hoy en ses
Voltes y que muestra en Palma el presente del artista.
«El montaje es la síntesis de una trayectoria en la que las
obsesiones y las técnicas son recurrentes» fruto, también, de «la
necesidad vital de expresarse». Las últimas piezas de Guinovart
hablan de «la guerra de Irak, sus recuerdos infantiles de la Guerra
Civil, revisitan la leyenda del Minotauro o homenajean al poeta
Pere Quart y al azul del Mediterráneo». «Los estímulos
intelectuales son el motor de su creatividad», aquello que le
induce a pintar. «No quiere repetirse, incorpora en sus cuadros lo
que le indigna».
La exposición, producida por la Caja de Ahorros del Mediterráneo
y Caixa Girona, se compone de 49 cuadros en los que «los elementos
figurativos se transmutan para acercarse a un lenguaje abstracto».
«Guinovart es un pintor poco convencional que pinta desde la
libertad». Sus obras van más allá de las dos dimensiones e
incorporan «elementos de la vida cotidiana». «Todo tiene su razón
de ser, su poética reflexiva».
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