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La Fundació Amics del Patrimoni ha organizado para hoy una lectura poética de la actriz y coleccionista de arte Lucía Bosé. El casal Can Weyler de Palma (C/de la Pau, 5) acogerá el evento a las 20.00 horas. Bosé explicó ayer en Palma que «voy a leer distintos poemas, unos quince. Abordaré obras de poetas mallorquines, como Alcover o Costa i Llobera. Quería leer algo de Ramon Llull, pero era demasiado retorcido. Estos poemas los voy a leer en una excelente traducción al castellano. Lo intenté en mallorquín, pero la verdad es que no me salía bien, me daba como risa. Y cuando leo en castellano, me es imposible hacer la ese española».

Lucía Bosé manifestó que «también leeré poemas de Robert Graves, aunque me gusta más como novelista que como poeta. Como poeta es demasiado frío. Recuerdo que vine a Mallorca, hace ya muchos años, con el torero (se refiere al que fue su marido, Luis Miguel Dominguín) y nos presentaron a un hombre con el pelo blanco, elegante. Creo que era él. También leeré algo del Premio Nobel Derek Walcott. Hicimos una representación en Mérida que tuvo mucho éxito. También habrá algo de 'El cantar de los cantares' y cuatro poemas míos, del libro 'Poemas de Somosaguas'. Me gusta escribir poesía, aunque ahora estoy muy pendiente de mi museo».

La actriz aseguró haber vivido la «dolce vita» romana, aunque dijo que «en el cine, en el arte, las cosas salen de un modo especial. La realidad suele ser peor. Sin embargo, siempre hay algo de verdad. Las películas reflejan algo que fue auténtico». Bosé, que no paraba de utilizar el móvil durante la rueda de prensa de ayer y trataba a los periodistas en un tono distendido, casi familiar, habló también de su amistad con Picasso: «Era un hombre sencillo, en el fondo muy español. Se fijaba en todo y nunca parpadeaba. Lo veía todo. Pero detrás de esta persona estaba una bomba atómica. Una explosión de creatividad. Hablábamos de todo. A mi nunca se me declaró. Sentía admiración por la figura del torero, casi como un Dios. Hacíamos cosas curiosas, mirábamos los barcos desde la orilla. Un día me invitó a comer unos huevos, que al final resultaron ser de golondrina. Resulta que tenían 300 años o más. No me pasó nada, desde entonces mi salud está muy bien», bromeó. Lucía Bosé, muy interesada por el arte, es una habitual de la Nit de l'Art palmesana, que recorre con sus amigos de la Isla.