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MARIANA DÍAZ Menuda y tímida, la joven periodista de Zimbabwe Rhodah Mashavave se enfrentó ayer a su primer acto público como escritora refugiada en Palma, una rueda de prensa en la que contó algunas de las trágicas experiencias que le ha tocado vivir, entre ellas la prisión, así como su vida de exiliada, que comenzó en 2005 en Alemania, continuó en Italia y a la que ahora se suma Palma como su hogar durante dos años. Cort es la institución que la acoge a instancias del PEN Català y su programa el Escriptor Refugiat.

Por luchar a favor de los derechos humanos y la libertad de expresión, Rhodah, que ahora tiene 30 años, fue encarcelada en 2002 y en 2003 por el régimen de Mugabe, del que dice que «la falta de libertad es tan fuerte para todos que nadie se atreve a hacer crítica del Gobierno ni en el autobús, por si alguien te escucha». Aunque sabía que ejercer el periodismo crítico en Zimbabwe resultaba peligroso, se dedicó al mismo con el «apoyo» de su familia y compañeros y sigue escribiendo sobre su país para medios digitales, ya de manera «más libre», además de investigar sobre la situación de las mujeres africanas en Europa, de las que dice que «tienen grandes retos» ante sí.

En Zimbabwe, las mujeres son «el 52 por ciento de la población, pero esto no se refleja en la política, las decisiones políticas no las tienen en cuenta», comenta.

Vivir como refugiada, fuera de casa, «es un reto, no resulta fácil» cada país que la acoge tiene «su idioma, su cultura y me he de enfrentar a una nueva percepción de la realidad y de la que ellos tienen de mí».

Como parte de su 'trabajo', Rhodah dará a conocer su historia a los mallorquines participando en encuentros con la sociedad civil, pero, lo primero, será tomar clases de catalán.