Ahora hace tres años que las últimas monjas franciscanas que residían en Costitx abandonaron el pueblo y llegaron a un acuerdo con el Ajuntament, quien decidió comprar el convento para trasladar diversos ciclos formativos. Con la compra del edificio el Consistorio se quedó también con el retablo dedicado a Sant Francesc y decidió situarlo en la parroquia de Costitx para evitar que se estropeara. Antoni Salas, alcalde de Costitx, explica: «Cuando supimos que el retablo sería nuestro decidiremos que ocuparía la capilla de Sant Sebastià, copatrón del municipio, ya que hasta el día de hoy la imagen del santo se encontraba muy sola».
Salas asevera estar «muy satisfecho con el resultado obtenido, todo ha ido bordado». «Sin duda, ésta es una pieza muy valorada, no sólo por su contenido artístico, ya que también es una manera de tener presente a las monjas franciscanas». La restauración ha sido financiada en un diez por ciento por el Consistorio y el resto lo ha asumido el Consell. El restaurador Miquel Llabrés necesitó cerca de dos meses para recuperar la talla, que encontró en buen estado debido a que mantenía cierta distancia con la pared del convento, hecho que evitó que una plaga de hormigas blancas acabara con él.
Llabrés intentó mantener en todo momento la esencia de la talla imitando la técnica antigua del pan de oro, y dejando intactos los símbolos franciscanos.
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