Tomeu Canyelles, autor de la tesis doctoral, posó para este periódico en Barcelona. n FOTO: CARLES DOMÈNEC

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Los Beatles sonaron por primera vez en España en el programa de Miguel Soler, en Radio Mallorca. Corrían los años 60 y con ellos el boom turístico y una serie de bandas locales auspiciadas por salas como Tito's, Tagomago o Barbarela. Los cambios sociales que acontecían en la Isla y los nuevos estilos musicales surgidos entonces han sido objeto de estudio del historiador Tomeu Canyelles (Marratxí, 1984) y así lo refleja en la tesis Nous estils musicals i canvis socials a Mallorca (1960-1975) , dirigida por Sebastià Serra, del departamento de Ciències Històriques i Teoria de les Arts de la UIB.

-Ha comprobado cómo los estilos musicales florecieron a la par que los cambios sociales. ¿Qué fue determinante?

-Lo que juega un papel muy importante es el contexto en el cual se empiezan a introducir estos estilos musicales. Estamos hablando de la Mallorca del boom turístico. Eso provoca que dos sociedades totalmente diferentes, como eran la local y la extranjera, empezaran a convivir. Era una juventud criada en el franquismo, en la represión, que comienza a descubrir esos nuevos estilos musicales.

-¿Qué incidencia tuvo la música durante el 'boom' turístico?

-Dio lugar a la creación de una industria nocturna bastante importante, no sólo de pequeños bares, sino de grandes discotecas que hacían de la música en vivo su plato fuerte.

-¿Cuál era la diferencia entre las bandas de antes y las de ahora?

-En esos momentos había muchísimo trabajo en Mallorca, muchos de ellos no tenían la necesidad de salir fuera a tocar. La Isla se había convertido en el tercer núcleo musical de toda España, por detrás de Barcelona y Madrid. Lo comparas con la actualidad y los grupos aquí se mueren de hambre prácticamente. No hay trabajo, no hay ingresos, no hay tantos escenarios y claro, comparar la Mallorca de 1965 con la de 2013 es bastante difícil.

-Y el número de espectadores en los conciertos ha menguado bastante...

-Sí. El público de aquel entonces era totalmente entusiasta. Había una pasión por todo aquello que se estaba descubriendo que hoy en día no se tiene, o sí, pero se vive con mucha más frialdad.

-¿Qué ha ocurrido?

-Se ha perdido el valor que se le daba a la música en directo por el hecho de que, hoy en día, en una discoteca se oiga música grabada y no hecha por un grupo en vivo. Antaño descubrir los diversos estilos era la gran novedad. Esas nuevas expresiones artísticas ya no nos impresionan tanto.

-También escasean salas.

La red de locales se ha reducido drásticamente por los ruidos. Las primeras denuncias, durante los 70, forzaron a los locales a cambiar su horario. También afecta el hecho de que cuantos más lugares programan música en vivo generan más competencia y eso juega en contra.

-¿Se podría recuperar el entusiasmo perdido?

-La gente debería volver a disfrutar de los conciertos, de la música, y estar pendiente de ella y no de hacer fotos con el móvil para subirlas a Facebook.