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García Márquez vino al mundo en Aracataca, pueblito entre la Sierra Nevada de Santa Marta y Barranquilla, que se halla cerca de un lugar lacustre enigmático y casi de realismo mágico, nada menos que de la Ciénaga de Mallorquín. Lo de 'mallorquín', miren que he intentado averiguar de dónde viene las veces que he ido a Colombia, pero no hay forma de saberlo. La ciudad por antonomasia del Nobel era Cartagena de Indias donde, además de tener una bonita casa, cada rúa y cada rincón transpira en alguna de sus novelas. Cerca de Cartagena está Mompox, por donde anduvo en el siglo XVIII el fraile mallorquín Juan de Santa Gertrudis, quien escribió la primera geografía y etnografía de Colombia, que está manuscrita en la Casa de Cultura de Palma. En Mompox se filmó la película Crónica de una muerte anunciada.

Luego hay una parte mallorquina del autor de Cien años de soledad. Su estancia en Deià, en 1969, por invitación de Plinio Apuleyo Mendoza, quien vivió tres años en Mallorca. Plinio fue el gran amigo de García Márquez de toda la vida, desde que se conocieron hace ahora 66 años en la bohemia bogotana hasta que el Nobel perdió la memoria.

'Bogotazo'

Plinio estaba al lado de Jorge Eliécer Gaitán, el gran personaje político del siglo XX colombiano, cuando lo asesinaron y empezó el bogotazo. Desde entonces su vida ha sido muy cambiante, no solo ideológicamente, sino en su faceta de escritor, diplomático, periodista, marido de una de las grandes escritoras colombianas, Marva, y amigo de García Márquez pese a que no le debía caer muy bien a Mercedes, la mujer del Nobel. Plinio fue el causante de que el escritor colombiano se viniera a Mallorca a trabajar en El otoño del patriarca .

De vuelta a su Colombia, recién llegado de su ahora tempestuosa Venezuela, vamos a revivir de un fogonazo con Plinio, y en exclusiva para Ultima Hora el periplo mallorquín del gran escritor colombiano recientemente fallecido.

-Su novela Años de fuga está ambientada en Mallorca, ¿por qué se fugó usted a la llamada Isla de la Calma?

-Porque me pareció el lugar ideal para escribir. Especialmente Deià, pueblo misterioso y encantador.

-¿Cómo fueron aquellos tres años intensos y literarios en Mallorca?

-Los más felices de mi vida. Compartidos con mi primera esposa, Marvel Moreno [también escritora] y con mis dos hijas pequeñas.

-¿Qué le dijo usted a Gabo para que se decidiera a aislarse, nunca mejor dicho, en nuestra Isla?

-Le dije a Gabo que Mallorca era el sitio ideal para un escritor.

-¿Qué papel tuvo en todo aquello la poetisa nicaragüense Claribel Alegría?

-Creo que es salvadoreña. Ella y su marido fueron nuestros grandes amigos.

-¿Qué le pareció Mallorca y la Serra de Tramuntana a Gabo?

-Le encantó, claro.

-¿Guarda usted nostalgia de su estancia en Deià? ¿Qué recuerda de sus charlas con el cura, con el cartero, con Francisco o con Robert Graves?

-Claro que guardo nostalgia. Todos los mencionados eran mis amigos. Robert Graves tuvo que apoyarse en el tronco de un olivar cuando conoció mis dos nombres, Plinio y Apuleyo. «No es posible que haya una persona en este planeta que lleve los nombres de mis dos autores favoritos», me dijo. El secreto es que tuve un abuelo que tenía su misma pasión por los escritores de la antigüedad.

-¿Qué impronta dejó Mallorca en la obra de su mujer Marvel Moreno, una de las mejores escritoras colombianas?

-Una impronta muy grande. Allí, como yo, empezó a escribir su obra. Vivía fascinada con todo lo de Deià.

-Vivían ustedes en una vieja casa con «un fantasma en el desván y un limonero en el traspatio»…

-Sí, una viejísima casa en lo alto del pueblo, en el 'Puig', si es así como se escribe. Vivimos tres años allí, pero la mantuvimos alquilada durante diez porque volvíamos todos los veranos. Tenía, según los habitantes del pueblo, un fantasma que aparecía al lado de la cisterna. Solo que ese fantasma era el de un amigo, el poeta colombiano Carlos Obregón, que yo conocí desde niño. Vivía en aquella casa antes de suicidarse. Según me contaban los habitantes del pueblo, peleaba con el demonio en los pinares de Llucalcari.

-¿Por qué Deià ha atraído a tantos escritores y artistas durante tantos años?

-Por la magia que tiene.