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Viena respira música. Kärtner Strabe, una de las calles más comerciales, despierta cuajada de turistas que desvían sus miradas hacia los carteles que anuncian recítales de clásica. Las tiendas de libros venden discos de música clásica. Los bares tienen nombres de compositores. Es sábado y, como cualquier gran ciudad europea, la capital austriaca se convierte en lugar de peregrinación. No es un día cualquiera para los 70 músicos de la Orquestra Simfònica de Balears. Es su día, aunque su nombre no esté anunciado en los carteles que cuelgan en la fachada del Musikverein. Juan Diego Flórez and friends. Gala latina. Sinfonía por el Perú. Entre estos amigos, el bajo barítono menorquín Simón Orfila.

Se trata de un concierto benéfico que tuvo lugar este sábado con la Simfònica acompañando a solistas de primer nivel. En torno a la una del mediodía de ayer, la Orquestra terminaba su penúltimo ensayo antes de saltar a un ruedo histórico, un recital con los amigos del tenor Juan Diego Flórez bajo la batuta de Pablo Mielgo.

Una parte del patio de butacas estaba ocupada por la afición balear de la orquesta desplazada ex profeso. Entre ellos, Jaume Gomila, director general de Cultura del Govern, y Mar Rescalvo, la gerente de la Simfònica. También María José Hidalgo, directora general de Air Europa; Carmen Planas, presidenta de la Confederación de Asociaciones de Empresas de Baleares (CAEB); Carmen Serra, presidenta del Grup Serra; Juan Alguersuari, de las clínicas Juaneda-Miramar. Tampoco faltó Josef Egger, un seguidor entusiasta del conjunto balear.