Los libros elegidos este año son:
‘Bruno, el jefe de Policía', de Martin Walker. La historia gira en los conocimientos del policía como periodista y como residente de St. Denis mientras explora la cultura y los cambios socioeconómicos que ocurren en la Francia rural contemporánea. «Una excelente manera de aprender sobre la cultura francesa y una buena 'lectura de verano'», explica Edward Copenhagen, archivista de referencia de la Universidad de Harvard. Esta obra forma parte de una saga de libros de misterio centrada en Bruno Courrèges, jefe de policía en una pequeña ciudad ubicada en el suroeste de Francia. La historia se centra en los conocimientos que tiene el policía como residente en la ciudad, al mismo tiempo que indaga en relación a la cultura y los cambios socioeconómicos experimentados en la campiña francesa actual. Un crimen puede producirse en cualquier lugar, incluso en un pintoresco pueblo rural del sur de Francia. Es día de mercado en St Denis, un pueblecito de la región francesa de Périgord. Y lo que promete ser una jornada tranquila se convierte en tragedia cuando encuentran el cadáver de un hombre árabe con una esvástica dibujada en el pecho. Bruno Courrèges será el responsable de resolver el crimen.
‘Ella y su gato', de Makoto Shinkai. En todo el libro se puede visualizar arte y cómo este se adapta a la manera de contar la historia del autor Makoto Shinkai. La trama se centra en la narración de la vida desde la óptica de un gato, en una novela en la que el arte hace acto de presencia en la mayoría de sus páginas. La Universidad hace especial hincapié en la evolución del gato Miyu, un personaje "muy divertido" que aprendre a funcionar por el mundo "como un adulto joven", señalan desde la institución académica.
‘Tierra de Eolia' de Ilias Venezis. El autor de esta obra escribe sobre sus idílicos veranos de infancia en Anatolia, antes de los horrores de la Primera Guerra Mundial. Además, relata la guerra greco-turca y la pérdida final de su patria. «Esta es una hermosa novela que trasciende el idioma y el país y evoca la nostalgia de un mundo perdido», cuenta Rhea Lesage, Bibliotecaria de Estudios Helénicos de la Universidad de Harvard. En esta obra, el autor relato sus idílicos veranos de juventud en la provincia de Anatolia, con anterioridad a que el drama de la Primera Guerra Mundial destruyera buena parte del mundo.
Se acomete una de las tristezas más importantes para los griegos de la primera mitad del siglo XX, lo que supuso la pérdida de territorios en Anatolia y el éxodo masivo hacia el continente de más de un millón y medio de refugiados, durante la Primera Guerra Mundial. Y el desvanecimiento del sueño nacional que representaba el Egeo como mar griego, y las provincias de Sardes y Esmirna como avanzadillas del europeismo helénico frente a Asia.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.