Diferentes agentes y personalidades residentes en Mallorca y vinculadas con el mundo de la cultura opinan sobre el conflicto entre Ucrania y Rusia. Gerard Adrover, licenciado en Filosofía por la Universidad de Kiev y profesor de ruso en la Escola Oficial d'Idiomes de Palma, reconoce que «la situación está ahora en caliente y no se sabe qué pasará todavía es muy pronto», aunque asegura que «está clarísimo que una guerra no es la solución, es un desastre para Rusia, Ucrania, Europa y todo el mundo entero. Tendría que pararse y hablarlo».
Asimismo, Adrover afirma que «son pueblos que han vivido enfrentamientos durante mucho tiempo, pero no de tanta gravedad como lo que estamos viendo ahora; son pueblos muy cercanos, con culturas y lenguas muy similares, como sería el castellano y el catalán. Creo que hay mucha mar de fondo detrás. La postura de Occidente nunca ha sido limpia respecto a Rusia, nunca se ha entendido cómo funciona el mundo postsoviético y se juega con ello. Es un desastre», insiste el profesor, que declara que «en la Escola hay mucha preocupación, tengo muchos alumnos de Europa del Este, polacos, búlgaros, checos... Hay que tener en cuenta que las consecuencias económicas y humanas son muy importantes, esta guerra traerá consecuencias que nos afectarán a todos, cambiará la geopolítica». Adrover impartirá en mayo un taller de ruso en Sa Riera dentro de un programa que impulsa el Servei d'Activitats Culturals de la UIB.
El filósofo también participó en el programa que impulsó Embat hace unos meses para celebrar el bicentenario del nacimiento del célebre autor ruso Fiodor Dostoievski, que incluye el club de lectura Club Krug. Glòria Forteza-Rey, responsable de Embat junto a Francesc Sanchís, señala que «algo que hemos descubierto en el club es que no puedes mirar las cosas de forma sesgada, pues hay que tener en cuenta toda la historia, el pasado. La situación es bastante dramática y ahora más que nunca la literatura sirve para acercarse a una cultura que no nos resulta tan cercana y averiguar qué sucede desde diferentes ángulos y puntos de vista. La literatura es ese vínculo de unión que ayuda a entender».
Por su parte, la artista rusa Natasha Lébedeva (San Petersburgo, 1975), que vive en la Isla desde hace dieciocho años, avisa que «nadie quiere la guerra, pero el pueblo ruso, con Putin al frente, se ha demonizado mucho y eso me duele. Él no es el único responsable, no es el único que decide. Además, no todo es blanco y negro y tengo la sensación de que todo esto es un juego sucio en el que también tiene mucha culpa Estados Unidos». «El conflicto viene de lejos, de hace ocho años. Mi familia, que vive allí, también teme la guerra», apunta.
Laia Malo declara que «como lectora de literatura rusa, traductora de rusa y estudiante o aprendiz de esta lengua, siempre he sido consciente de que en el fondo trabajo con una lengua perteneciente a un país imperialista». «Es una lengua que, en el sentido político, se parece más al castellano que no al catalán. Rusia es un país donde las minorías, entre ellas las lingüísticas, no se tienen en buena consideración. En cuanto al conflicto con Ucrania, cuenta que «muchos autores que he estudiado tienen vínculos estrechos con lo que ahora es Ucrania y antes era Rusia, también de la península de Crimea, por lo que es un tema que he seguido siempre, también a través del traductor Miquel Cabal, y con amigos poetas ucranianos que viven en Barcelona. Sobre todo me interesa la sensación que tienen parecida a la que tenemos nosotros como hablantes y escritores en catalán; es una lengua minorizada y poco respetada por el gran imperio», compara.
1 comentario
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Y el consul ruso en Palma, que solo sirve para salir en fotos guays? Donde estas sebas???