Marina Rossell actúa esta noche en el Claustre de Santa Ana de Muro. | R.C.

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Si volíeu escoltar (1976) marcó el debut musical de Marina Rossell, quien hasta entonces se había desempeñado como enfermera. Su destreza al actualizar un puñado de canciones surgidas del cancionero popular catalán le hizo ver que su futuro pasaba por airear, sobre un escenario, su compromiso social por todo el mundo. Este sábado lleva más de 40 años cantando y llenando concierto a concierto un baúl de recuerdos, amigos y canciones con vocación mediterránea. La veterana y reconocida cantante catalana llevará una síntesis de su repertorio al ciclo Sons de Nit la noche de hoy sábado, a partir de las 21.00 horas, en el Claustre de Santa Ana de Muro.

Tras su álbum de debut llegaría Penyora (1978), el trabajo que definitivamente la catapultó, en él se alojaba el himno más representativo de su dilatada trayectoria: La Gavina. Su popularidad la convirtió en una de las autoras más destacadas de la Transición, y la crítica la bautizó como ‘la voz exquisita'. Ahora, la cantautora llega a Muro acompañada del pianista Xavi Lloses, para presentar su nuevo proyecto discográfico titulado 300 Crits. En el que se muestra diferente y atrevida, pero tan cautivadora como de costumbre. Su recital servirá para recuperar temas de su amigo Georges Moustaki, así como la parte más representativa de su propio repertorio.

Resistencia

En 300 Crits, Rossell revisa las canciones de la resistencia francesa al nazismo, creadas por Charles Trenet, Léo Ferré o Édith Piaf, así como piezas propias como Guardo el dubte o Morir d' un llamp. Este trabajo se suma a su prolífica producción, jalonada por más de una veintena de discos, algunos de los cuales forman parte de los grandes clásicos de la música catalana, con los que ha recorrido gran cantidad de países europeos, iberoamericanos y africanos. Su compromiso en la lucha por las libertades la hizo merecedora del premio Olof Palme, aunque también ha sido distinguida con la Creu de Sant Jordi.