Sobre el tapete, las dos exposiciones que se inauguran la tarde de este jueves, a partir de las 19.00 horas, en Es Baluard, no pueden ser más diferentes. La primera, Gest contra l'oblit, de Susy Gómez, es una instalación pictórica de grandes dimensiones. La segunda, Cuerpo en fuga. Membrana y transición, de Nauzet Mayor, una muestra escultórica de cuerpos desmontados y esparcidos por el espacio. Y a pesar de todo, «dialogan» y viajan en paralelo, como destacaron ayer tanto sus propios creadores como Imma Prieto, directora de Es Baluard. La primera muestra se podrá ver hasta el 4 de junio y la otra hasta el 28 de mayo.
Prieto fue quien explicó que esta muestra doble «va en la línea de lo que desde Es Baluard llevamos haciendo para apoyar la producción de artistas de ámbito balear», no solo en la producción, sino también en la exhibición y viceversa. Desde este punto de vista, según Prieto la obra de Gómez tiene «muchas capas de lectura, una personal para ella, pero también universales», que van desde el olvido de experiencias y recuerdos personajes hasta el olvido de la misma naturaleza y nuestra relación para con ella. Por su parte, Martí Manen, comisario de la exposición de Mayor, destacó la versatilidad de interpretaciones que las muestras ofrecen y valoró positivamente «el lujo de ver en directo a dos artistas que están en diálogo».
Sobre esta conexión de ambas propuestas, el propio Mayor señaló sentirse «obnubilado» por la «intensidad generada» a través del «trabajo de la distancia», por lo que confesó «no haber traducido todavía a palabras» todas estas sensaciones, algo que conecta con el hech ode que la suya, aunque siendo extensible a la exposición de Gómez, «sean una experiencia de silencio, que te asalta». En cuanto a las propuestas en sí, como se ha mencionado, Gest contra l'oblit consta de 14 paneles de grandes dimensiones que esbozan un regreso al género pictórico por parte de la artista mallorquina Susy Gómez. En ellos, una espiral se reparte y viaja a través de los diferentes cuadros, saliendo y entrando en los límites mismos de los marcos, con rupturas y seguimientos lineales. Como destacó la propia artista, «me ha puesto al límite de mí misma» y ha servido «para conectar con la memoria y la pulsión misma de crear», algo que, como relató, tendió un puente consigo misma de niña, «cuando pintaba hojas y hojas de papel».
En cuanto a la obra de Mayor, que consta de varias figuras escultóricas que representan elementos físicos del propio cuerpo aparecen en diferentes puntos del espacio rodeados o encerrados por una membrana de plástico. Genera de este modo un lugar cambiante y único en cada visita, generando un diálogo no solo entre las propias figuras expuestas, sino con la obra de Gómez y, a su vez, en la distancia misma de los visitantes con los artefactos y su interpretación de los mismos. Un espacio cambiante en el que cada interpretación semántica de la obra u obras es un sedimento de significado más que se añade superponiéndose entre ellos, siendo todos al mismo tiempo tan válidos como reales.
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