El cineasta madrileño Rodrigo Sorogoyen.

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Rodrigo Sorogoyen es uno de los nombres de moda del cine español por razones obvias, pero lo cierto es que el cineasta madrileño lleva años en la élite fílmica. Su mirada personal sobre las temáticas que trata ha conquistado a la crítica, el público y los académicos alzándose con nada menos que nueve premios Goya en la última ceremonia de entrega de los ‘cabezones' por su aclamado título As bestas. Precisamente el pase de esta cinta en el CineCiutat ayer por la tarde fue la excusa para que Sorogoyen participara en un coloquio virtual con la sala palmesana. Por la mañana y vía telefónica, el también autor de joyas como El reino (ganadora de siete premios Goya), Que Dios nos perdone y el cortometraje Madre (candidato al Oscar) atendió a Ultima Hora.

Qué tal la resaca de los Goya? ¿Queda espacio en la estantería?
—(risas) estoy asumiéndolo todavía, la verdad. Fue una locura y cada vez que lo pienso lo recuerdo con una sonrisa en los labios. Fue una gran noche para mí y todo el equipo sin duda y es difícil de asimilar porque todo ocurrió muy rápido.

¿Le sorprendió que Alcarràs se fuera de vacío?
—Sí y no me canso de repetirlo, fue bastante sorprendente. Yo creo que lo normal, aunque no sé qué es lo normal, hubiera sido repartir mucho más los premios. Así habría sido si por mí fuera.

Ahora As bestas comparte tiempo de pantalla en cines con las plataformas, ¿las ve como unas aliadas o unas competidoras?
—No lo veo como una competición porque lo importante es que se vea, sobre todo ahora que ya ha estado mucho tiempo en salas, algo que no es habitual. Luego está el business donde cada uno defiende lo suyo. Es lógico que haya gente que prefiera verla en plataformas antes que en las salas, pero es duro y triste. En cualquier caso no podemos quejarnos con más de un millón de espectadores, que era algo impensable.

La cinta se vio antes en lugares como Francia o Japón que en España para el público general, ¿les preocupaba la reacción del espectador nacional?
—Claro, pero vamos, a todos los que estamos en la industria, desde el cineasta hasta los productores y los exhibidores, nos preocupa la reacción del público. Cualquier triunfo es importante y ves estas cosas con mucha inquietud. Pero como le digo, en nuestro caso no nos podemos quejar porque creo que habrá menos de diez películas ahora mismo en España que hayan funcionado tan bien y solo pensamos en intentar dar en la tecla para la próxima para que la gente vaya a las salas, que es lo importante.

Se ha dicho que es su película de madurez, ¿lo ve usted igual?
—Lo he leído y puede decir que lo es desde el punto de vista de que es la película que he hecho siendo más maduro (risas).

Una de las lecturas de As bestas es que opone al sujeto cotidiano frente a las decisiones supraestatales representado en cómo afecta a un pueblo y su dinámica interna la presencia de un parque eólico de una empresa extranjera, ¿hay denuncia o solo una buena historia?
—Queríamos hablar de muchas cosas que nos interesaban y preocupaban. Una de ellas era la población rural, la España vacía, algo que hace tiempo que se hace y no se ha inventado con As bestas ni Alcarràs. Queríamos hablar de cómo se ha abandonado, en muchos sentidos, una parte del territorio y poner el foco en que hay vida en estos sitios y no debe suceder algo como lo que está pasando.

Otra lectura de su cine en general es que sus personajes no son buenos o malos, sino gente con conflictos de intereses.
—Sí, me gusta como lo explica porque es justo eso. Odio lo de buenos y malos, pero no solo en el cine, en la vida también, porque tiende a hacerlo todo muy aburrido. Se puede cometer un acto reprobable y ser buena persona, ¿o ya eres malo por eso? ¿Y al revés? Generalizar en estos términos es peligroso y se debe a la pereza que nos hace definir rápidamente. Nosotros estamos en contra de esta filosofía de vida y en mis películas se ven seres humanos con intereses que actúan de una manera u otra y es el público quien debe opinar.

Aprovecho para preguntar por Agustí Villaronga, quien falleció recientemente y cuya última cinta, Loli Tormenta, se estrena este viernes. ¿Conocía su obra?
—Pues hace poco vi El mar y me parece uno de los cineastas más interesantes y a tener en cuenta de los últimos años en España. Tenía una imaginería visual muy potente y trataba los temas de manera muy original, además de con mucha libertad, algo que valoro mucho porque abunda poco.