La charla girará en torno a La mitología de la libertad, un horizonte desde el cual Carrasco pretende «abordar el título mismo» para proponer una «recuperación del mythos [palabra griega para mito]» entendido como «forma de relato que transmite un sentido en estilo parabólico», algo que juzga muy útil en nuetra época «en la que el concepto de libertad aparece de manera muy clara como algo opuesto a la opresión, la esclavitud y a la coacción».
Esas ideas, sin embargo, pueden obedecer a una mitología llena de prejuicios, en relación al concepto que Adorno y Horkheimer detallaron en su libro La dialéctica de la Ilustración, ya que «al identificar la libertad con el concepto de coacción opacamos su significado real», señala.
La filosofía, pues, sirve para Carrasco como una manera de «entender el mundo» y para identificar «formas de verlo», de ahí su interés en «recuperar otra noción del relato» porque «nuestra forma de comportarnos está apegada a ciertas creencias que practicamos sin ser conscientes» y las ideas que «filosofamos nos afectan a todos».
De ahí el interés filosófico y personal de Carrasco para con el mal. «Es un concepto misterioso y lleno de enigmas» que «se ha trabajado desde siempre, aunque se había dejado apartado recientemente». Por un lado, le llamó la atención del mal el hecho de que «nos afecta a todos porque todos hemos experimentado cierto daño» y, por otro lado, su mención en un diálogo de Platón, el Parménides, en el que un Sócrates joven charla con un Parménides mayor y cuando el primero dice que no hay una forma pura y perfecta del mal, el segundo le contesta «es muy joven y no ha aprendido a valorar la función real de la filosofía», lo que llevó a Carrasco a reflexionar sobre que «pensamos el bien, pero no metemos las manos en el barro» y que «la filosofía también sirve para cambiar el mundo».
En su libro Decir el mal, además, Carrasco une testimonios reales con ficticios procedentes de la literatura, así como los trabajos filosóficos, psicológicos, etcétera, previos sobre el tema. Con todo esto, sus tesis se basan en decir el mal cotidiano, el del día a día, el «ordinario», el que «todos cometemos» y con razón cita a Todorov: «Recordamos más el mal que nos hacen que el que hacemos». Este es el movimiento que lleva a cabo, el que «no nos gusta hacer», el de reconocer el mal propio que infligimos y obviar las etiquetas de loco, bestia o animal que adscribimos a aquellos que, siempre otros, son malos.
Por último, Carrasco también valora el mal como «absoluto», pero entendido no como una «esencia del mal», sino como aquello que «separa al hombre de sí mismo y su comunidad al generar formas de relacionarnos que nos generan daño». Y comenta que hay daños necesarios y otros innecesarios, por ello hay que actuar con responsabilidad con –así conecta con el hilo de la charla de hoy– la libertad que tenemos, porque «el mal nos acompañará toda la historia, pero la filosofía nos permite tomar conciencia del daño innecesario».
4 comentarios
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King Koonsme ha gustado mucho sus comentarios así tendrían que ser: yo por desgracia no estoy a su nivel : le doy la enhorabuena
Per a exemplificar la geometria variable de la pèrfida dicotomia amb la qual s'alimenta la incultura i el sotmetiment basta veure el petroli, un bé que permet el circ de la Fórmula 1 mentres ens torturen dialècticamt als pobres amb el canvi climàtic, un bé pels avions privats de la jetset i un malsomni pels que han d'agafar al cotxe per a fer feina perqué no disposen de transport públic barat, eficient ni temps. Una desgràcia per als pobles indígenes foragitats perqué les petrolieres destrueixin el seu hàbitat però una meravella pels accionistes i directius que es reparteixen el benefici, també és un recurs infinit i indiscutible per a les guerres mentres les poblacions civils són massacrades, un recurs que permet produir electricitat per als neocotxes a piles però que acumula ingents quantitats de CO2 a l'atmosfera que determina un canvi climàtic que desfà les glaceres i augmenta el nivell de la mar, un recurs que les classes dominants malbaraten misserablement mentre els exclosos han de patir un discurs cretí que els posa a la diana de la demagògia culpabilitzant-los mentres justifiquen la seva axfixia fiscal, vostè, experta, en aquest parany, podria donar-nos llum més enllà de la metafísica pròpia dels xamans trepanadors de cervells.
estoy en desacuerdo con vd. la filosofía hasta ahora no ha cambiado nada de este mundo: el otro dia un comentarista me sacó KANT: filósofo de 1700 si lo había leído para reprocharme no se que: y que conteste tan muerto más de 800 millones de seres desde que escribió libros de filosofía: la religión es otra filosofía que poco o nada ha servido: es más por la religión actualmente hay conflictos armados: pero bueno me ha gustado leer lo que dice.
Celebro que alguien, desde la erudición, pretenda clarificarnos ese concepto básico de alienación sociocultural, darle un contenido remasterizado y lubricado para la ortodoxia judeocristiana dominante pero que no deja de ser un juego laminar de segmentación semántica que navega al albur del mito y a dogmática. La dicotomía dialéctica bien/mal es la piedra angular en la que se asienta toda alienación o depredación intelectiva que se precie, supongo que una ración de ralativismo general podría darnos alguna luz, aunque me inclino por matizarlo con el materialismo dialéctico. El bien es el mismo mal aceptado dogmáticamente por ingeniería social y ratificado por el dogma metafísico y el aparato legal y coercitivo del estado, propiedad a su vez de la oligarquía económica de modo que las migajas de su banquete que se nos caen en el barro se presentan como bien absoluto a costa de la destrucción de Gaia. Lo peor es la metamorfosis del discurso religioso agazapado en la filosofía.