En un mundo al borde del precipicio,Joan Miróalzó la vista al cielo para observar las estrellas, su fuente de inspiración para crear sus Constelaciones. Ante la barbarie y la destrucción, el cosmos, aparentemente inmutable y estable fue un refugio para el genio catalán y el resultado de esa contemplación es hoy fuente de inspiración para el poeta Arnau Pons y el compositor Héctor Parra, que observan el universo a través de un telescopio mironiano. Juntos han creado Constellations de Miró, una obra para piano y voz que se alzó con el Premio Alícia 2022 a la Autoria.
Constellations de Miró, que se podrá ver hoy en el Auditori de Barcelona, une la poesía de Pons, traductor y escritor de Felanitx, con la música de Parra, compositor contemporáneo natural de la Ciudad Condal, pero en el escenario hablan a través de Lluïsa Espigolé e Imma Santacreu que acarician el piano a cuatro manos, mientras que es Pere Arquillué quien pone voz a las palabras del primero.
Y además del homenaje aMiró, obvio, Constellations es una excusa para una colaboración que ya tardaba en llegar: «Somos amigos desde hace veinte años y era una necesidad artística». La razón fue la propuesta de la pianista Carme Martínez-Pierret de llevar a cabo un proyecto del estilo a Parra y este, «pronto», se dio cuenta de que «la polifonía sublime que contiene cada constelación mironiana me pedía explorar sonoridades más ricas y una transformación profunda del color y del gesto pianístico». Por lo que «la necesidad de trabajar con un poeta» fue inevitable.
Además, «poesía y música fueron las artes no plásticas que Miró más admiró», pero que fuera precisamente Pons el poeta escogido se debió a que «enraíza su poesía en lo más profundo de la cultura europea del siglo XX», en la que la tragedia del Holocausto marcó un antes y un después, también en Miró. Pons destaca que «solo hay que sacudir un poco el tronco del árbol mironiano para que vuelva a salir lo que absorbió», de manera que los ecos del pasado, por así decirlo, resuenan en su pintura y en los versos de Pons y, según Parra, «hacen vibrar nuestro mundo a través de aquellos armónicos fundamentales que perviven en nosotros».
De esta manera, la pieza fluye inspirada por las propias pinturas de Miró, revisitadas musicalmente «a través de un orden cronológico de las 23 constelaciones que nos permite llevar a cabo una exploración extrema de los colores y gestos musicales», en palabras de Parra para acercarse a una «forma melodramática surgida de la vivencia de los microuniversos surgidos por cada constelación».
Por su parte, Pons asegura que tanto él como su compañero «leímos mucho» para proceso que, reconoce, «fue lento», pero por necesidad interna: «Quería que fuera algo meditado, sin perder los golpes del azar, y me moví entre el abandono de lo escrito y la salvación de lo que palpitaba cuando volvía sobre ello». Sin embargo, la brújula sí tenía un Norte que marcar: «Me ceñí a las piezas ya creadas para componer sobre lo ya compuesto desde mis propias obsesiones».
El resultado habla de Miró, de su universo, y de la Europa de ayer y hoy, sí, pero también lo hace a través de los propios Parra y Pons (y el resto del equipo, claro) como una forma de comprender «cómo de tenaz puede ser un artista en su búsqueda estética y desarrollo en las situaciones más extremas e inimaginablemente violentas», una realidad en que Miró no solo vivió, sino que decidió afrontar «dando la espalda a la muerte, humillándola a estar callada», como silenciadas están desde la distancia esas constelaciones que, desde el firmamento de Francia y Mallorca, le enseñaron al catalán que en el caos y la cacofonía de la barbarie, es posible hallar la calma.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.