El director de la Simfònica, Pablo Mielgo, en un ensayo. | Pere Bota

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La Orquestra Simfònica de les Illes Balears vuelve a ponerse a las órdenes del maestro Pablo Mielgo, director de la misma, en el que es su regreso esta temporada al ciclo Trui Teatre con el concierto de la orquesta de esta tarde, a partir de las 20.00 horas, en el espacio de la calle Son Rapinya, 29. Mielgo retoma, pues, la batuta ante los suyos en una velada con un programa festivo en el que sobresalen los nombres de Ravel y Manuel de Falla.

Esta noche, pues, el Trui resonará «con mucha temática del amor y la muerte, que son el centro del programa», según detalla Mielgo quien avanza que la selección del repertorio permitirá «conocer la enorme riqueza orquestal de la música de los nacionalismos del siglo XX y a través de una escritura brillante y muy íntima de Ravel y Falla». Además, permitirá disfrutar de una orquesta «de tanta calidad» que se permitirá el lujo de «defender este tipo de músico, con un gran sinfonismo».

Por otro lado, Mielgo destaca la «ilusión» con la que tanto él como la orquesta afrontan a nueva temporada: «Estoy feliz de la relación que hay entre los músicos, y de ellos como institución hacia el público», y sobre todo pudiendo interpretar un tipo de composiciones que él considera «mi música» por haber «tenido relación con ella desde muy jovencito, y con la que tiene una gran ligazón sentimental».

Y a pesar de haberla tocado tanto y de que sea música muy, muy interpretada, «siempre intentas sacarle algo nuevo como cuando lees un libro o ves una película de nuevo, te evoca cosas diferentes y conectas con sentimientos de otro tiempo».

En cuanto a los meses venideros, la Simfònica afronta un calendario ajetreado, con visitas a Maó, la temporada de ópera junto al Principal de Palma a la vuelta de la esquina, además de las grandes fechas festivas de la Navidad, «que viene cargada de sorpresas».

Y todo ello mientras las obras de la Caja de Música, futura sede de la Simfònica, avanzan a un ritmo que, reconoce, «es algo lento, pero porque lo estamos haciendo con mucho cariño sin prisas para no cometer errores que luego no se podrán solucionar». Al fin y al cabo se trata de «un trabajo de mucha dificultad técnica por el tema acústico», que es, en definitiva, el aspecto más importante.