Anabel Alonso protagoniza 'La Celestina', que llega el 5 y 6 de abril al Auditòrium de Palma.

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La actriz Anabel Alonso (Bizkaia, 1964) , conocida por sus papeles inolvidables en 7 vidas, Los ladrones van a la oficina, Historia de un búho o Amar es para siempre –que justo acaba de despedirse después de 19 años en antena– recala en el Auditòrium de Palma el 5 y 6 de abril con la celebrada obra de teatro La Celestina.

Uno de sus últimos tuits es sobre el caso de Dani Alves: «Como dice la Celestina: ‘Todo lo puede el dinero, a las peñas quebranta y los ríos pasa en seco’». ¿Está La Celestina más vigente que nunca?
Realmente está siempre vigente, pues los clásicos lo son porque han pasado la criba del tiempo que, en este caso, es de quinientos años. Por eso continúa representándose, sumando lectores. Al fin y al cabo, los clásicos tratan sobre las pasiones humanas, sus defectos y virtudes, los vicios, la avaricia, la ambición, el poder, el amor, el odio o el deseo... Todo eso sigue vigente mientras estemos vivos en este planeta.

Celestina es una alcahueta que tiene mucha labia, el don de la palabra, y es un tanto manipuladora… ¿O cómo la definiría usted?
Es una de las primeras pícaras, es la precursora de la picaresca. Es una mujer que tiene treinta oficios, entre alcahueta, remendadora, elaboradora de aceites y de cosméticos, mediadora.... Todo eso y todo lo que se tercie para seguir adelante y sobrevivir. Y sobre todo lo hace con orgullo profesional, pues pone todo su empeño en todo. Además, practica el carpe diem, el deseo de vivir el momento. Es la única que mantiene su palabra y es traicionada, es la mala, pero veremos que ni es tan mala ni los otros son tan buenos.

Treinta oficios y vista como la mala... ¿Acaba de definir a la mujer actual?
Pues la verdad es que sí, porque se la considera la causante de todos los males. La obra empieza con un flashback, donde Celestina ya muerta se le aparece a Pleberio, el padre de Melibea. Él le reprocha que es la causante de todos los males, algo que siempre han creído los lectores y el público, pero entonces ella avisa y dice: Aguarda, te mostraré cómo sucedió todo. No es que ella cuente la historia desde su punto de vista, sino que más bien es como si tuviera una pantalla, aquí el escenario, en el que Pleberio y el público verán lo que ocurrió. A partir de ahí, cada uno podrá sacar sus propias conclusiones. Es cierto que, por desgracia, a la mujer se la pinta siempre como la mala. Por otra parte, aquí no impera tanto el amor como el deseo carnal. No hablamos de amor platónico ni romántico; no debemos confundirlo con Romeo y Julieta, donde Celestina es la bruja del cuento y ellos son Romeo.

Esa labia… ¿la monopolizan hoy en día los políticos?
El hombre ha perdido la capacidad de oratoria, todo lo que dicen es más bien burdo y de bajo nivel. Se debería volver a estudiar retórica y argumentación. El nivel lingüístico y argumental de los políticos es bastante pobre, poligonero. No hay don de palabra. No sé si es por cómo está crispado el ambiente... tampoco es justo que les metamos todos en el mismo saco, pero el argumentario de la oposición de ahora es bastante endeble y a veces hasta se mezcla con ataques personales.

¿El amor se puede comprar?
Creo que los sentimientos no se pueden comprar, sí la persona o la presencia. Y no todo el mundo se puede comprar, aunque la gran parte sí.

¿Y usted, se podría comprar?
Yo creo que no, pero vaya, a saber en qué circunstancias podría estar, tal vez por defensa propia o de alguien... Venderse a uno mismo depende de las circunstancias.

¿Qué tiene en común con La Celestina?
El amor por mi trabajo. Como decía Celestina, estoy muy orgullosa de ser puta vieja. Ella está contenta con todos sus trabajos, tiene orgullo profesional, algo que yo también comparto. También como ella me gusta disfrutar de la vida, tenemos sentido del humor....

En televisión se despide de Benigna, personaje que ha interpretado a lo largo de más de 2.000 episodios, y antes en Los ladrones van a la oficina o 7 vidas, ¿Echa de menos esos personajes?
Claro que sí. Con Benigna ha sido especialmente intenso porque ha sido en una serie diaria. He estado nueve años metida en su pellejo, he estado más en el suyo que en el mío.

En 7 vidas interpretó a Diana, una de las primeras lesbianas en la televisión española.. Ahora, las ficciones, afortunadamente, representan la diversidad. ¿Deberíamos estar orgullosos de nuestra televisión?
Fue la primera al menos de la que tenemos conocimiento en una serie familiar en prime time. Nunca antes había entrado en los hogares un personaje tan ingenioso y de forma tan natural. Muchas asociaciones LGTBI nos lo agradecieron. Sí que podríamos estar orgullosos porque la realidad es así, cada vez hay más gente de diferentes procedencias y etnias, nuestra realidad es así: mestiza.