Fabrizia Ramondino, a la izquierda, con sus hermanos Giancarlo y Annalisa, en la Mallorca de los años 30.

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Libros del Asteroide recupera la novela Guerra de infancia y de España, de la escritora Fabrizia Ramondino (Nápoles, 1936 – Gaeta, 2008), un clásico contemporáneo que, después de su primera publicación en 2001 (Einaudi), se ha reeditado recientemente por Fazi en 2022 con gran éxito en Italia. Mezcla de ficción y memoria, su edición en castellano, que aparecerá en las librerías el próximo fin de semana, cuenta con el prólogo del mallorquín Daniel Capó y la traducción de Celia Filipetto.

El argumento presenta a Titita, una niña vivaracha, que pasa los primeros años de su infancia en Mallorca, a causa del trabajo como diplomático de su padre. La trama se inspira en la propia vida de la autora, hija de Ferruccio Ramondino, que asumió el cargo de cónsul en Mallorca a principios de 1937 y desembarcó en la Isla junto a su mujer, Pia Mosca, e hijos. Así lo explica el prologuista Daniel Capó: «era un diplomático culto y elegante, graduado en chino mandarín por L’Orientale de Nápoles».

Capó describe que «nuestra guerra civil acababa de empezar y Mussolini pretendía convertir el archipiélago en una base permanente desde la que sus aviadores pudieran bombardear la costa peninsular y asentar su control sobre el Mediterráneo», y aclara que «unos pocos meses antes, un falso aristócrata boloñés que se hacía llamar conde Rossi había dirigido la represión paramilitar en Mallorca…las autoridades españolas se hartaron de sus excesos y exigieron su salida, Roma decidió entonces enviar a Palma a un funcionario de primer nivel y abrir un consulado permanente».

La escritora italiana Fabrizia Ramondino.

En la novela, el jardín de la finca de Son Batle, situada en las afueras de Palma, es un lugar destacado donde se irán sucediendo los descubrimientos y los pensamientos de la niña Titita, en un entorno donde a menudo se habla de la guerra, una realidad de la que la protagonista trata de escapar. Ahí juega en compañía de su hermano mayor, aprende de Dida, su amada y protectora nodriza mallorquina, vive momentos de ternura con su padre y es testigo de recepciones formales organizadas por su madre, con la que se enfrenta en ocasiones.

Ramondino escribe «además del castellano y el italiano, que tenía en común con mis padres, había otra lengua secreta que ellos ignoraban pero que yo compartía con el servicio de la casa, con mi amigo Paco, con la gente del patio de Dida y, a veces, también con mis hermanos menores: el mallorquín». La novelista apunta que «esa lengua representaba mi riqueza y mi poder respecto a mis padres, pero marcaba también, además de una distancia insalvable con ellos, una comunión con el mundo de los pobres, que me parecía que mis padres ignoraban», y señala que «todo esto era para mí una clara fuente de contradicciones, pero me revelaba al mismo tiempo la dinámica de las relaciones entre clases sociales, descubrimiento que desde entonces creo que ha condicionado mi vida».

En el prólogo, Capó concluye que «Ramondino construye de modo obsesivo sobre la textura fanstasmagórica de las imágenes que perduran en el tiempo y, como una arqueóloga, la autora excava buscando un tesoro que se ha extraviado entre los sedimentos arenosos de la conciencia».

La narrativa de la autora de Guerra de infancia y de España, con su mezcla de ficción y apuntes autobiográficos, es considerada una de las más importantes del siglo XX en Italia, admirada por Elsa Morante, Anna Maria Ortese o Natalia Ginzburg.