Ana Sainz Quesada (Palma, 1990) firma artísticamente como Anapurna. | Alejandro Sepúlveda

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Ana Sainz Quesada (Palma, 1990), más conocida por su nombre artístico Anapurna, acaba de lanzar en castellano su novela gráfica Norbu, que el pasado mes de marzo vio la luz en el mercado francés de la mano de Éditions çà et là. De ello se ha encargado finalmente Jot Down Books, sello que surge de la conocida revista, que precisamente este fin de semana ha invitado a la mallorquina a participar en la Feria del Libro de Sevilla. Allí lo presentará este domingo a las 11.00 horas.

La primera cita en la que participa Anapurna se celebra este sábado a las 19.00 horas y consiste en una mesa redonda sobre el papel de la mujer en la ficción. Se trata de un encuentro que protagonizará la mallorquina junto a la reconocida escritora ecuatoriana María Fernanda Ampuero, autora de títulos como Visceral, Pelea de Gallos y Sacrificios humanos.

«Ampuero pertenece a la generación de autoras del neogótico latinoamericano, una escuela muy interesante porque refleja los miedos femeninos a través del terror, hablando de cuestiones como el cuerpo, el sexo o la maternidad. En su caso, aborda la batalla de ser mujer, teniendo en cuenta que sufrió abusos sexuales cuando era solo una niña y todas las violencias que ha experimentado por su cuerpo y por ser migrante. Ella usa el terror como exorcismo. Como ha dicho en muchas ocasiones, cuando no entiende algo recurre a la literatura. Eso es lo que tenemos en común, aunque mi obscuridad es diferente y no me sirvo del terror ni mucho menos, aunque la muerte siempre está presente. Ambas intentamos encontrar respuestas en la literatura», cuenta Anapurna, que acaba de inaugurar su propio taller de cerámica en Establiments y que trabaja en un ensayo sobre la memoria y el fang. «Me interesa el lenguaje y cómo lo puedo trasladar a otros formatos; me obsesiona encontrar la palabra perfecta» algo que, reconoce, lejos de martirizarla consigue divertirla. «Darle mil vueltas a la construcción de una frase para que sea lo más precisa posible es lo más divertido del mundo», concluye.