Napper fue recibido por Sandra Lipski, fundadora y directora el festival de cine que vive este martes su última jornada en el Palau de Congressos con la gala de clausura y la entrega de premios, además de la proyección del mencionado filme. Napper charló brevemente junto a Lipski antes de atender a la prensa.
El cineasta cuenta con una trayectoria como director en la que destacan Jawbone, de 2017, por la que fue nominado a un Bafta, y la serie de televisión La rueda del tiempo, que está rodando su próxima temporada ahora. Además, Napper ha acumulado importantes créditos habiendo trabajado en proyectos como Aladdin, El regreso de Mary Poppins, Orgullo y Prejuicio y Expiación.
En Widow Cliqcuot, Napper ha ambientado una novela de Tilar J. Mazzeo y ha explicado que el guion le llamó la atención por «el enfoque moderno y la fuerte estructura» que tenía el filme. La película, tal y como ha narrado el inglés, muestra varios momentos en la vida de una misma mujer. A la hora de rodar, según ha recordado, tenían un cuadro como referencia: El baile, de Edvard Munch, en el que se ve a la misma mujer bailando con diferentes personas y en diferentes momentos de su etapa vital.
Lo mismo ocurre con la protagonista, que «es una joven novia, una virgen, una viuda, y la vemos convertirse en un personaje fuerte y empoderado y todo ello a raíz de una tragedia». Por lo que «las cosas duras por las que ha de pasar son las que la convierten en la persona que es». «Todos somos solo una versión de nosotros mismos en cada momento y es importante reconocer que todos tenemos muchas versiones de nosotros», afirmó el director.
Por ello, el filme centra parte de su metraje en contar el tipo de matrimonio que la protagonista tiene con su marido, a quien interpreta Tom Sturridge (Sandman). «Estaban enamorados de su matrimonio», señaló Napper que también explicó que se desprende un «sentimiento contemporáneo» en la manera en que ella «tiene que encargarse de todo y probar cosas nuevas, ver a una artista nacer».
Por otro lado, Napper también contó que al rodar todo en una misma casa francesa, además una antigua en la que se podían oír los crujidos de la madera constantemente, daba la sensación de que estaban rodando una «película de fantasmas», también por mantener muy presentes el pasado de los personajes de manera constante.
Napper también valoró el tipo de director que es. «Creo que hacer cine es una actividad muy curiosa. Yo, como director, soy el primer público de las escenas, por lo que me gusta decirles a los actores cómo ha salido lo que han hecho y a ellos les gusta saberlo. Lo que pasa es que el momento y el lugar del rodaje es algo muy íntimo, donde los actores están muy vulnerables por ser todo muy emocional, por lo que hay a veces una distancia física. Se necesita ese ambiente, esa atmósfera. Puedes ver camiones y camiones de material, llenos de ruido y jaleo, pero luego todo es completo silencio para rodar la escena», explicó.
Por último, Napper comentó que en ocasiones «es más poderoso mostrar algo que decirlo», por lo que han pasado mucho tiempo del rodaje valorando qué podían eliminar en cuanto a diálogos de los personajes, algo que consensuaba con la actriz protagonista que también ejerce de productora. Con los intérpretes, de hecho, asegura que «no voy a cortar una escena para proponer hacer algo como improvisar, pero si tenemos todos clara la idea de lo que queremos hacer tampoco me voy a meter en el camino de lo que ellos buscan como actores», señaló.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.