El artista Joan Garau posa en la galería Marimón para este diario. | Jaume Morey

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El principio de Totes les cendres, del artista Joan Garau, fue el fuego. Poco después de la pandemia, un incendio asoló su casa y lo perdió todo. De la noche a la mañana se quedó sin nada; la ropa, los muebles, obras de amigos artistas; todo ardió de forma conjunta. «Estuve una semana rebuscando entre cenizas para encontrar trozos de fotografías, una llave y cosas así». Fue tras esa situación desesperada que realizó un proceso de catarsis y curación a través del arte. Este jueves, a las 19.00 horas, en la galería Marimón de Palma, se podrá ver el resultado.

La exposición agrupa doce piezas de diferentes formatos y está dividida en cuatro ejes que generan una narrativa que se abre con un tríptico sobre el fuego, en la entrada de la galería, que adelanta la temática de la muestra. «Hay cuatro tipos diferentes de temas: el fuego, las cenizas, la fuerza y la familia. Son los cuatro puntos de apoyo sobre los que trabajé», señala Garau. Todas las piezas están realizadas con los pequeños papeles, cartones, pósters y trozos de libros calcinados que el fuego dejó tras su paso y que «luego intervine con colores y diferentes tipos de pigmentos», detalla el pintor.

Metacrilato

A nivel formal, las piezas de la serie Cendres están cubiertas por metacrilatos que ocultan tanto como revelan, ya que llevan impresos perfiles de estatuaria clásica que ofrecen sombras negras que velan parcialmente los fondos de las obras. La elección de incorporar estos bustos fue por un motivo; la inmutabilidad de las esculturas se asemejaba al propio gesto que adoptaron el artista y su entorno tras el incendio. «Es la cara que se nos quedó, parecíamos impasibles ante lo sucedido. Por eso las usé; nuestra expresión fue la de no entender nada. Aparentábamos una fuerza o serenidad que, por dentro, no existía», cuenta el autor, que intervino los fondos de las piezas en colores como azul y rojo, usando trazos de spray, dorados, acrílicos o pasteles.

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«Durante una semana, después del incendio de mi casa, guardé cosas que me llamaban la atención, en su momento no sabía el motivo, pero luego formaron parte de collages que se pueden ver en las obras», avanza Garau, que también se dedicó profesionalmente a ilustrar álbumes de música y al diseño gráfico. Tras estudiar Bellas Artes en Barcelona, decidió hacer un parón en su carrera expositiva y se volcó en la ilustración de proyectos musicales, entre otros relacionados con la imagen. «Llevo unos 80 discos intervenidos, más o menos. Ahora mismo estoy trabajando con el último álbum de Sopa de Cabra, pero me tomé unos años sin exponer. Comencé muy joven», narra el artista.

Por su parte, el galerista de Garau, Biel Perelló, destaca que la exposición es fruto de «una propuesta directa que le hice, algo que no es muy usual en el mundo galerístico. Me dijo que sí y comenzó con la serie de piezas que ahora exponemos, pese a que la relación entre él y nuestra galería viene de lejos», señala el director del espacio que ya expuso a Garau en el marco de la convocatoria Noves Presències, que impulsó el Consell de Mallorca.