Los cacahuetes son de la misma familia que las lentejas o los garbanzos. | Josep Bagur Gomila

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La mayoría de cacahuetes que se venden en nuestros mercados proceden de China, India, Estados Unidos, Indonesia o Senegal pero en Menorca, la familia Bosch Marquès se ha dedicado durante generaciones a su cultivo y mas recientemente, a su comercialización. Sin duda unos cacahuetes con sabor a Menorca que han convertido este fruto seco tan popular, en uno de los productos estrella de la parada que tienen en el mercado agrario de Ciutadella los fines de semana. Los de s’Ullestrar son muy apreciados por la clientela habitual ya que tienen un sabor más intenso y conservan a la perfección las propiedades del producto, apreciándose un aspecto rojizo en la cáscara porque no pasan por ningún tratamiento de lavado.

Desde hace treinta años el matrimonio formado por Jordi Bosch y Nina Marquès explota una finca agropecuaria de 14 hectáreas situada al sur de Ciutadella en la que elaboran principalmente queso artesano con denominación de origen así como una ceta variada de hortalizas y frutas de temporada. El hecho de dedicarse también al cacahuete forma parte del aprecio familiar por este fruto seco, cuya tradición de siembra les viene de lejos aunque nunca se habían dedicado a comercializarlo hasta que llegaron a s’Ullestrar en 1986.

Hoy día producen 700 kilos al año que comercializan no solo en el mercado semanal o las distintas ferias de producto local, sino que en verano también aprovechan para realizar venta directa de todos sus productos en la propia finca.

TRABAJO LABORIOSO. Aunque pueda parecer algo exótico, el cacahuete es de la misma familia que las lentejas o los garbanzos y su fruto son legumbres cuyas vainas, a medida que maduran se vuelven secas y duras. El cultivo del cacahuete es muy laborioso porque necesita un riego constante que crece en lugares cálidos pero que al mismo tiempo puedan disponer de abundante humedad.

De esta tarea se encarga Jordi Bosch, que los cultiva en una cuartera de la finca (una extensión de más de tres mil metros) cuya dedicación es constante desde la siembra a finales de abril, su riego semanal o su posterior recolección manual cuando la planta adquiere un color amarillento en setiembre.

“Una vez los hemos recogido tienen que secarse al sol hasta que consideramos que se puede realizar su torrefacción, para que adquieran el sabor y la textura crujiente típica que tanto apreciamos”, explica Nina Marquès.

Precisamente uno de los secretos del éxito final de los cacahuetes de S’Ullestrar está en el proceso de horneado, cuyo tempo no siempre es el mismo para cada remesa. Los hijos del matrimonio, Jordi y Carme también están involucrados en todas las labores diarias de la finca que conlleva también el cuidado de las 33 vacas con las que elaboran su queso artesano desde hace ocho años, que comercializan a través de Sa Cooperativa del Camp.

Las nuevas generaciones siguen con pasión la estima por la vida de campo y han aportado también sus conocimientos en la presentación del producto o en la comercialización, desde su integración en la web de Agroxerxa, el diseño de las etiquetas para el queso o la cuenta de Instagram con la que alimentan a sus fieles seguidores que ya superan los trescientos.