Las jornadas tuvieron dos escenarios distintos. El primer día en el Institut d'Estudis Menorquins en Maó, donde José María de Juan Alonso ilustró a los asistentes en cómo crear un destino gastronómico. “En realidad, todos los turistas son gastronómadas o foodies en algún momento de su viaje, y muchos de ellos están segmentados, como por ejemplo los flashpackers (los mochileros que se alojan en establecimientos de lujo) o los bo-bós (del acrónimo bohème bourgeois y que hace referencia a aquellos que no hacen alarde de su clase, pero lo demuestran comiendo en restaurantes de primer nivel, vistiendo sin destacar con ropa muy cara...) por citar algunos. El problema es que en los destinos se tiene muy poca información detallada, se habla siempre de volúmenes y de datos genéricos y es muy difícil preparar una estrategia sin tener en cuenta al público al que te diriges”, relató el consultor.
En cuanto al producto, José María de Juan Alonso recomendó empezar por generar lo que él considera 'visitibilidad' (por visible y visitable) del producto y del destino. “El turista con motivación gastronómica quiere visitar, entre otras cosas, las queserías, las granjas, las bodegas para que le expliquen todo el proceso que ha acompañado esa elaboración, quiere poder conocer si puede ser a su propietario y tantas otras cosas que podéis imaginar. Pero hay que poder preparar esta oferta y alinear todo este producto con el mercado”, afirmaba este experto.
“El foodie también quiere que le informen de la sostenibilidad y de otras prácticas ambientales de los procesos productivos, no solo de la comida, y en ello Menorca puede aprovechar el camino recorrido”, dijo José María de Juan Alonso.
DEBATE. La segunda jornada reunió a 21 expertos y profesionales relacionados con la gastronomía, la restauración, la hostelería, la agricultura o la comunicación de la talla del prestigioso consultor y crítico gastronómico Borja Matoses, el historiador menorquín y presidente del Consejo Asesor de Fra Roger Adolf Méndez, los chefs Koldo Royo y Tomas Cano, el responsable de Chefs(in) Miquel Àngel Payeras o el presidente de la Asociación de Restauradores de Menorca José Bosch. Una mesa diversa y muy dinámica en la que se reflexionó en profundidad sobre las posibilidades de Menorca para posicionarse como destino gastronómico.
La conversación hizo asomar más preguntas que respuestas, como si el hecho de que un restaurante menorquín lograse una estrella Michelin ayudaría a dar empuje al sector. Borja Matoses reflexionó acerca de si estábamos preparados ante la tendencia que estaba llegando a la gastronomía con la recuperación de la importancia de la sala en los restaurantes, con la implicación de los baristas, los cafeteros o los sumilleres.
El consultor José María de Juan Alonso afirmó que, viendo los distintos inputs de Menorca sobre los que tenía constancia, se estaban haciendo las cosas bien a nivel gastronómico, pero que era necesario coordinar esfuerzos para estructurar y organizar el producto.
Uno de los ejemplos que se usó fue precisamente el de Dénia, ciudad creativa de la gastronomía por la Unesco a partir de la experiencia que transmitió uno de los redactores de su plan estratégico, también presente en las jornadas, el biólogo Miguel Ángel Civera.
El compromiso de la Asociación Fra Roger es emitir un informe de conclusiones en breve sobre cuál debería ser el camino que hay que recorrer para poder llegar a hacer de Menorca un verdadero destino gastronómico.