El invierno es una de las cuatro estaciones de las zonas templadas. Precede a la primavera y sigue al otoño. Esta estación se caracteriza por días más cortos, noches más largas y temperaturas más bajas a medida que nos alejamos de la línea ecuatorial. En algunos países de la zona intertropical se utiliza el término de estación lluviosa para denominar a una época de mayor precipitación y pluviosidad.
El deseo y reto de “desestacionalizar” el turismo del cual tanto se ha hablado en el ecosistema turístico balear, parece ser que tampoco se dará este año, pandemia mediante, en el que se pretendía alargar la temporada turística para poder compensar la época irregular de reservas y acercarse un poco más a la era preCOVID, puesto que solo se ha podido recuperar un 60% del volumen de negocio registrado en 2019.
Desde un punto de vista astronómico, el invierno comienza con el solsticio de invierno, el día 22 de diciembre en el hemisferio norte y el 21 de junio en el hemisferio sur, y termina con el equinoccio de primavera, alrededor del 21 de marzo.
Según el citado informe, todos los portales de reservas coinciden en señalar que “para noviembre no se prevé actividad turística, lo que demuestra el nivel de incertidumbre y volatilidad que ha imperado en esta temporada”, y ya se vislumbran más reservas para el siguiente período que para el actual.
El invierno es la estación más fría del año, las temperaturas son más bajas y hay menos horas de luz solar. Estas características se acentúan a medida que nos alejamos de los trópicos y nos acercamos a los círculos polares, o cuanto más nos acercamos a las zonas de sol y playa de las Islas que no disponen de un plan alternativo.
Así pues, parece ser que el invierno llegará este año como todos los demás, quizás un poco antes, y para algunas empresas, autónomos y familias trabajadoras, se les hará largo y duro.