En mi intervención además de poner de manifiesto las necesidades y desventajas que tenemos los menorquines frente a la mayoría de los ciudadanos de España, pensé que era una gran oportunidad para tratar de plantear una posible solución que, contribuyendo a la prosperidad de Menorca, lo fuera también para el conjunto de España.
En mi opinión el principal problema o escollo que se encuentra la administración, y en general la sociedad, para evolucionar al ritmo necesario y no ir a la cola del resto del mundo en lo que a avances en las diferentes materias clave se refiere, es la incertidumbre a la hora de tomar decisiones, o la demora provocada por esta incertidumbre, por no tener referencias de cómo afectarán estos cambios a nuestra sociedad.
¿Y si tuviéramos espacios representativos donde poder probar decisiones a pequeña escala para, posteriormente, si los resultados son los esperados y deseados poder escalar las experiencias al resto del territorio del Estado?
Menorca, por sus dimensiones, ubicación, configuración geográfica y económica, tradición y valores, puede ser ese territorio representativo, donde poder realizar estas experiencias a pequeña escala, desarrollar planes piloto, ver cuáles son las respuestas a las diferentes preguntas realizadas, mejorarlas y finalmente, si procede, escalarlas al conjunto del Estado.
Una buena plataforma para probar/aprender cómo hacer frente a nuevos retos para luego escalarnos a nivel nacional, llevando al ámbito público los nuevos modelos de gestión que demanda la sociedad, optimizando los recursos, fortaleciendo los servicios que reciben los ciudadanos y mejorando la imagen que estos tienen de las administraciones públicas, el funcionariado y los políticos. Un revulsivo como este debe implicar, claro está, que, con respecto a los nuevos modelos que se propongan, exista un compromiso previo, y luego permanente, de aceptación y priorización conjunta por parte de las diversas administraciones públicas intervinientes, obviando esa muy nociva compartimentación actual. Todos a una en aras de unas ideas prioritarias nacidas en y para Menorca. Se trata de aunar en favor de unas ideas de cambio de modelo. Inventar para actuar todos como una piña en favor de las mejoras y los cambios de modelo; en ningún caso para meter más leña en el fuego de la sectorización y división político-administrativa.
Hacer realidad esta solución es, para España, muy beneficiosa, de un elevado impacto y bajo coste. Implementar un plan piloto que plantee soluciones a alguno de los muchos retos que nos enfrentamos, que será transversal, a corto plazo tiene un impacto muy positivo para el territorio, Menorca en este caso. Cabe citar algunos ejemplos: elevar la cualificación técnica del sector principal; introducir tecnología; atraer nuevo talento, inversiones y empresas que inviertan; posicionamiento como territorio; abrir nuevas oportunidades a la pequeña empresa local y crear nuevas o generar empleo de mayor valor añadido, estable y no temporal. Además, y esto resulta muy importante, el sistema y metodologías de trabajo aplicadas también podrían ser escalables y trasladables a otras zonas, con el efecto multiplicador que eso comporta generando prosperidad para todos. Esto es lo que una pequeña isla como Menorca podría hacer para el conjunto de España.