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Vivimos un mundo en transformación con cambios tecnológicos rápidos, gracias al progreso científico y tecnológico que parecen inevitables y no sabemos cómo y hasta dónde llegarán. Hay mucha incertidumbre, los cambios se producen cada pocos años, meses, días. Hemos estado miles de años viviendo en sociedades estáticas donde todas las generaciones vivían igual que sus antepasados, pero a partir del s.XVII se han dado al menos 5 revoluciones industriales que lo han cambiado todo. Ahora el dominio de los chips y los algoritmos determinará el nuevo orden mundial. La revolución digital continúa imparable. La inteligencia artificial (IA) nos lleva a un nuevo mundo, a un nuevo capitalismo, a una nueva economía, una nueva mentalidad y con nuevos monopolios a nivel global. Estamos ahora posiblemente en el inicio de la mayor revolución tecnológica que se haya dado en la historia del hombre, que podría impulsar la productividad y conseguir mejores niveles de vida para todo el mundo, pero que también puede cambiar el predominio del homo sapiens en la Tierra para siempre. Esta nueva revolución puede crear mayor desigualdad en un mundo más rico beneficiando a unos pocos y destruyendo la vida de muchos otros. Hemos pasado del capitalismo material de las máquinas, al capitalismo inmaterial de los algoritmos y la inteligencia artificial. El algoritmo es un sistema complejo que permite predecir una gran cantidad de variables para establecer patrones e identificar características, y lo hace de forma automática y muy barata gracias a los avances en los chips (circuitos integrados), y la IA es un algoritmo que permite generar comportamientos «inteligentes» sin que sean explícitamente programados.

La IA necesita cantidades masivas de datos que hemos generado entre todos. Esos datos sobre cómo somos, cómo pensamos y qué hacemos, serán utilizados por las grandes corporaciones y Estados con diversos fines. Unos serán complementarios e inclusivos y nos ayudarán en nuestra vida laboral y personal y otras aplicaciones servirán para sustituirnos en el trabajo, para explotarlos en plataformas corporativas, para controlarnos y presionarnos en el trabajo, para manipularnos. Quizás una mezcla del Mundo Feliz de Aldous Huxley y de 1984 de George Orwell. La primera, escrita en los años 60 del S.XX, que describe una sociedad que reproduce artificialmente nuevos seres satisfechos, manipulados por la hipnosis y las drogas, y la segunda en los años treinta del mismo siglo en que una dictadura totalitaria controla plenamente la vida de todos los ciudadanos mediante la vigilancia permanente. Todo está abierto, todo parece posible. Antiguos y nuevos imperios formado por varios bloques de países, con súper soldados, drones y superarmas autónomas, unos más democráticos que otros, que compiten para ser los primeros en nuevas tecnologías y con necesidades energéticas más grandes que nunca, intentarán dominar la energía solar, ser el predominante en nuestro mundo y conquistar otros planetas y satélites del Sistema Solar.

¿Seremos esclavos de un Nuevo Orden Mundial o será el Santo Grial que estábamos esperando? ¿Una nueva religión de la ciencia aplicada que adoramos y llevamos en nuestros móviles o integrados en nuestro cuerpo?, ¿Vamos hacia adelante o volvemos al colonialismo de siglos pasados convirtiéndonos en esclavos de nuevos señores (grandes tecnológicas y nuevas dictaduras) viviendo bajo sus normas y control y apoderándose de nosotros a través de nuestros datos? ¿Se crearán nuevos seres más inteligentes que harían el trabajo humano innecesario?, lo que podría llevar a alcanzar ese mundo feliz que se imaginaban reformadores sociales como Bentham (S.XVIII) y John Stuart Mill (s.XIX) de que los seres humanos se desprendan por fin de la maldición bíblica cuando Dios expulsó a Adán y Eva del Paraíso «ganarás el pan con el sudor de tu frente» ¿O se crearán multitud de especies inteligentes nuevas que nos harán desaparecer? (como en las películas de Blade Runner o Star Wars). Estos regímenes cada vez más poderosos y autoritarios como Estados Unidos y China están a la cabeza en IA y sin ningún tipo de regulación. Sólo Europa ha aprobado una ley para regular la Inteligencia Artificial que entrará en vigor en 2026, con el principio básico de prohibir toda tecnología que suponga riesgo para las personas y en contra de cualquier tipo de discriminación, regulando todo lo demás como los sistemas de inteligencia artificial generativa (por ejemplo, ChatGPT de Google) con criterio de trasparencia. Y adaptándose, sabiendo que siempre irá por detrás de los cambios tecnológicos significativos. Las nuevas generaciones vivirán todos esos nuevos retos futuros.