David y José María Sánchez son hermanos y están al frente de Piscinas Pepe. | ARGUI ESCANDON

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En el verano de 1980, José Sánchez Buendía, más conocido como Pepe, decidió montar su propia empresa de piscinas. «Mis padres vinieron de Sabadell. En Eivissa, mi padre conoció a una persona que se dedicaba al mantenimiento de piscinas y empezó a trabajar y aprendió el oficio. Llegó un momento en que quiso trabajar por su cuenta y así fue como fundó Piscinas Pepe», explica José María, hijo de Pepe, quien ahora regenta el negocio junto con su hermano David.

Pepe Sánchez Buendía empezó su negocio con una furgoneta y una decena de clientes, aproximadamente, convirtiéndose así en una de las empresas pioneras en este sector en Eivissa. Inicialmente, Piscinas Pepe se encargaba sólo del mantenimiento de piscinas, pero en la actualidad asumen todo el proceso, desde que el cliente tiene en la mente el diseño de cómo quiere que sea su piscina «hasta que se baña en ella», según precisa José María. «Somos una empresa familiar con más de 40 años de experiencia; hacemos servicios solo en la isla de Eivissa, no abarcamos Formentera. Nos dedicamos 360 grados con la piscina, completamente a todo lo que concierne a la piscina. Hacemos un servicio integral; desde el diseño, hacer la piscina nueva, repararla, servicio técnico, instalaciones... todo lo que tiene que ver con la piscina incluso la obra alrededor, terrazas», explica José María.

Precisamente, el hecho de que sea una empresa familiar siempre les ha llevado a tener muy claro que el trato con el cliente debe ser cercano y ofrecer siempre un buen servicio. «Nuestro padre, que ya está jubilado, siempre nos ha dicho que lo más importante es dar un buen servicio al cliente. Lo más importante es un trato familiar e inspirarles la máxima confianza cumpliendo con seriedad el trabajo». De hecho, José María destaca que el trabajar con la familia es una fortaleza a nivel empresarial «porque somos hermanos, nos llevamos bien y sabemos que si pasa algo estamos el uno para el otro». Su buen hacer les llevó en el año 2005 a conseguir el certificado europeo ISO 9001, «que certifica la calidad y la satisfacción del servicio y de los clientes y que lo mantenemos todavía. Somos la única empresa de piscinas de la isla que lo tenemos».

Piscinas Pepe
Están ubicados en Sant Antoni, donde tienen las oficinas y una gran tienda de exposición y venta de productos.

RELEVO. Hace aproximadamente unos 20 años, José María y David asumieron el control del negocio. Sobre qué consejos les dio su padre a la hora de asumir el control del negocio que habían visto y vivido desde pequeños, afirman que siempre les ha dejado claro que se debe «mantener el trato familiar con el cliente y la seriedad a la hora de trabajar para poder cumplir». De hecho, cuentan con una cartera fija de entre 400 y 500 clientes, habiendo temporadas con más puntas de trabajo, a los que dan servicio con cerca de una veintena de empleados. «Algunos de los clientes son de toda la vida; nos han visto crecer y eso es bonito», precisa José María, quien añade que «hoy por hoy puedo decir que somos la empresa del sector en Eivissa con más clientes fijos durante todo el año».

Según explican, esta temporada 2024 no han podido asumir más trabajo del que ya tienen habitualmente porque no han encontrado personal cualificado debido al gran problema de vivienda que tiene Eivissa y el alto nivel de vida. A este problema se suma otro como es el intrusismo. «Está muy extendido. Te das una vuelta por las carreteras en verano y verás cómo hay furgonetas sin ningún tipo de logotipo ni rotuladas con un palo arriba de limpieza de piscinas e incluso vienen a comprar producto a nuestras tiendas y por las preguntas que te hacen te das cuenta de que limpian la piscina de otros. Gente que por la mañana tiene un trabajo, incluso funcionarios, y por la tarde se dedica a la piratería en el sector de las piscinas».

En todos estos años han visto cómo ha ido evolucionando el sector en el que trabajan. «El negocio se está orientando cada vez más hacia la reforma que a la construcción porque cada vez hay menos licencias, menos sitio y menos casas nuevas y las piscinas que ya hay empiezan a tener 20 o 30 años y hay que reformarlas. O, por ejemplo, si se compra una casa el nuevo dueño quiere poner la piscina a su gusto. Últimamente también estamos trabajando mucho con constructores para piscinas de comunidad, pues la construcción de obra nueva está más enfocada a promociones de 30 o 60 viviendas, por ejemplo», explica José María, quien afirma que el grueso de su clientela son clientes privados.

TECNOLOGÍA. Uno de los aspectos que les diferencia de las demás empresas del sector es su apuesta tecnológica, pues desde hace más de 20 años «somos los únicos que tenemos una aplicación diseñada para el móvil en la cual los operarios registran todo lo que hacen en cada piscina con fotos, la fecha y con geolocalización del móvil cuando están haciendo el servicio y todo esto el cliente lo tiene accesible; esto no se puede manipular, por lo que el cliente siempre ve quién ha ido, cuándo ha ido y lo que ha hecho». Además, desde octubre de 2004 forman parte del grupo de empresas del sector Aquamar 2000, que está integrado por más de 30 empresas de todo el país.

En cuanto a las limitaciones por falta de agua, expresan que siguen con atención las decisiones que se van tomando en Eivissa y han estado pendientes lo que ha pasado este año en Catalunya. «Hace 30 años, por ejemplo, la gente se bañaba en verano, vaciaba la piscina en invierno y te llamaban para que la volvieras a llenar en verano. Nosotros desde hace más de 20 años no hacemos eso; sólo hacemos mantenimientos anuales», precisan y añaden que el negocio siempre se adapta a la realidad actual del momento. Entre sus planes de futuro, destacan continuar como están actualmente. «Tenemos mucha cuota de mercado en Eivissa y el objetivo es mantenerla y, si se puede y mejora el tema de la vivienda, crecer dentro de nuestras posibilidades», afirma José María, quien asegura que les gustaría a ambos que hubiera relevo generacional para que así continúe el legado de su padre.