Marga Prohens abrazó a su abuelo Tomeu, tras ganar las elecciones. | M. À. Cañellas

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La noche más feliz de Marga Prohens, ganadora de las elecciones del domingo, acabó en la discoteca Kaelum de la barriada palmesana de Santa Catalina. Rodeada de los suyos y con música de Quevedo. Donde, por cierto, su guardia pretoriana descubrió que se había colado un fotógrafo de prensa. Y que fue educadamente conminado a marcharse: «Esto es una fiesta privada, no puedes estar aquí».

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La fiesta duró hasta las cinco de la madrugada, pero la ganadora de las elecciones se marchó antes, de forma discreta. La jornada electoral había sido agotadora y este lunes, la agenda llegaba apretada. De sus colaboradores íntimos, Llorenç Galmés, presumible presidente del Consell, ha sido el primero en amanecer y a primera hora de la mañana ya estaba trabajando en la sede de Palau Reial.

Cuentan sus allegados que la noche mágica de Prohens tuvo tres momentos estelares: el más emotivo fue cuando se fundió en un cariño abrazo con su abuelo Tomeu, tras saberse ya triunfadora de los comicios. El otro cuando se encontró con la alcaldesa de Andratx y gran amiga suya, Estefanía Gonzalvo, que también logró unos espléndidos resultados electorales. Y por último, el encuentro con Juan Antonio Amengual, que ha recuperado un feudo tan importante como Calvià para los populares.