Agentes federales estadounidenses irrumpieron ayer de madrugada en
el domicilio de los familiares que tenían en Miami desde noviembre
pasado al niño cubano Elián González para llevárselo y hacer
posible la entrega a su padre, Juan Miguel González tras cinco
meses de batalla legal. Unas dos docenas de agentes fuertemente
armados irrumpieron en el domicilio de Lázaro González, tío abuelo
de Elián y se llevaron al niño de seis años en una operación que
duró apenas tres minutos.
Algunos agentes, vestidos con material antidisturbios y los
rostros cubiertos con pasamontañas, derribaron la puerta en una
operación relámpago. Un agente femenino, con el rostro descubierto
y sin ropa especial, sacó en brazos al pequeño, vestido con una
camiseta blanca, llorando, pataleando y gritando «no quiero que me
lleven pa' Cuba», según un testigo, y lo introdujo en un automóvil,
mientras la mujer le tranquilizaba asegurándole que no lo llevaban
a la Isla y que «pronto verás a tu papi».
Testigos presenciales aseguraron que los agentes emplearon gases
lacrimógenos para reducir la resistencia de las personas
congregadas alrededor de la casa. La acción de los agentes despertó
el rechazo unánime del centenar de personas que estaban en torno a
la casa, algunas de las cuales les gritaron «¡Asesinos!». Uno de
los hermanos de Lázaro González, Delfín, gritó a los agentes «¡El
mundo os observa!», mientras otros de los presentes intentaron
formar una cadena para evitar que fuese sacado de la casa el
pequeño cubano.
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