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AGENCIAS - MOSCÚ El Gobierno ruso presentó ayer al Kremlin los planes para reflotar el submarino nuclear «Kursk» y rescatar los cuerpos de sus 118 tripulantes, mientras los ecologistas volvieron a alertar del peligro de contaminación radiactiva en la zona donde el sumergible se hundió.

El rescate de los cadáveres comenzará a finales de septiembre próximo, informó tras una reunión con el presidente ruso, Vladímir Putin, el viceprimer ministro Iliá Klebánov, jefe de la comisión encargada de investigar la catástrofe del submarino. Aunque Moscú afirmó que los dos reactores atómicos del «Kursk» están apagados, el ecologista Alexéi Yáblokov, ex asesor de Kremlin para Medio Ambiente, dijo que la contaminación radiactiva será inevitable en cuanto los buzos abran la sección de los reactores para recuperar los cadáveres de hay en ella. «Habrá una fuga de radiación que, a un nivel medio, contaminará la costa rusa y, a uno máximo, alcanzará Noruega», indicó Yáblokov, al explicar que, aunque no haya una reacción en cadena nuclear, en el submarino inundado sí puede haber un «escape de radionúclidos».

El hundimiento del orgullo de la Armada rusa conmovió al mundo entero y originó un escándalo político en Rusia por la pasividad de las autoridades, lo que convierte el rescate de las víctimas en un asunto de prestigio para el Kremlin. En la recuperación de los cuerpos, los submarinistas rusos contarán con la ayuda de los buzos noruegos que el pasado día 21 lograron entrar en el submarino, que yace a 107 metros de profundidad en el mar de Barents, y confirmar que estaba inundado y no había supervivientes. El proyecto conjunto empezaron a negociarlo ayer la empresa Rubín de San Petersburgo, diseñadora del «Kursk», y la noruega Stolt Offshore.