Los jefes de Estado árabes clausuraron ayer su cumbre urgente, con
una condena colectiva a los «asesinatos» en los territorios
autónomos, y una exigencia de protección internacional para los
palestinos.
Los líderes árabes, reunidos en El Cairo durante los últimos dos
días, decidieron «suspender el establecimiento de relaciones con
Israel» en el futuro, así como la participación árabe en los foros
para la cooperación regional, en respuesta al estancamiento del
proceso de paz, del que responsabilizan al Estado judío.
El comunicado final de la cumbre, leído en la sesión de clausura
por el secretario general de la Liga Arabe, Esmat Abdel Meguid,
pide la creación de dos fondos, con un capital calculado en 1.000
millones de dólares, para ayudar a los palestinos y proteger la
naturaleza árabe de Jerusalén oriental.
También reitera el apoyo árabe a las aspiraciones de los
palestinos de crear un estado independiente en Gaza y Cisjordania,
con capital en Jerusalén oriental, conquistada en 1967 por Israel,
junto con la meseta siria del Golán.
Además, la Liga advierte de que los países árabes interrumpirán
sus relaciones diplomáticas con los Estados que reconozcan a
Jerusalén como capital de Israel o los que trasladen sus embajadas
a la ciudad.
Los líderes árabes acusaron a Israel de «convertir el proceso de
paz en un proceso de guerra contra los palestinos», e insisten en
que el levantamiento popular en los territorios ocupados «fue
consecuencia de la ocupación, y de las violaciones israelíes de los
lugares sagrados islámicos y cristianos de Jerusalén».
El comunicado solicita que el Consejo de Seguridad de la ONU
forme «un tribunal internacional para juzgar como criminales de
guerra a los israelíes responsables de las masacres contra los
palestinos, similar a las cortes que juzgaron a los criminales de
guerra en Ruanda y la antigua Yugoslavia».
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