Tras la derrota que sufrió el anterior presidente federal yugoslavo
Slobodan Milosevic en los comicios de septiembre, estas elecciones
de Serbia pondrán el poder real en manos de la coalición DOS, que
apoya al nuevo jefe del Estado, Vojislav Kostunica. La DOS espera
vencer con más contundencia que en las federales yugoslavas de
septiembre y arrinconar al Partido Socialista Serbio (SPS) de
Milosevic, que hasta ayer tenía la mayoría en el Parlamento de
Serbia. Yugoslavia está formada por Montenegro, de medio millón de
habitantes, y por Serbia, de 10 millones, por lo que en esta
república reside el poder verdadero de la federación.
Según la mayoría de las encuestas, la DOS, una alianza de 18
partidos muy distintos que se unieron para desplazar del poder a
Milosevic, puede obtener una mayoría de hasta dos tercios en el
Parlamento serbio, de 250 escaños. Zoran Djindjic, que ya ha sido
designado primer ministro serbio si vence la DOS, promete centrar
toda su atención en mejorar la deteriorada economía de Serbia y el
nivel de vida de los ciudadanos. Djindjic promete devolver al país
a los jóvenes profesionales que se han ido al extranjero en la
última década ante la miseria y las guerras, así como convertir
Serbia en un centro regional de desarrollo tecnológico. La
coalición que lidera Kostunica es «la única solución para Serbia
con vistas a una mejora de su nivel de vida», declaró Djindjic.
En el sudeste serbio, en la zona de seguridad que la OTAN impuso
en torno a Kosovo, se infiltraron extremistas albaneses armados que
forzaron a la Policía serbia a replegarse. Belgrado afirma que los
albaneses quieren hacerse con esa región y anexionarla a Kosovo,
provincia serbia que es, en realidad, un protectorado de la ONU
para el que los separatistas albanokosovares quieren la
independencia. Ayer votaron en varios municipios del norte, el
oeste y el centro de esa provincia, protegidos por efectivos de la
KFOR.
Los albaneses, aunque inscritos en las listas, boicotearon los
comicios serbios, como han hecho siempre en los últimos diez años
por considerarlos «extranjeros». Unos centenares de partidarios del
ex líder guerrillero Naim Maloku protestaron en Pristina y Prizren
por la celebración de las elecciones, ya que opinan que Kosovo es
de hecho independiente, pues en él no rigen temporalmente las leyes
serbias.
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