TW
0

Las diferencias que separan a los negociadores israelíes y palestinos pudieron ayer más que los supuestos progresos alcanzados y, tras cinco días de reuniones en Washington, las delegaciones decidieron regresar a casa para consultas. Es decir, por ahora, no se celebrará la «cumbre» en la que Estados Unidos quería alcanzar un acuerdo de paz para la región y todo parece indicar que el presidente, Bill Clinton, que se ha volcado en este proceso de paz durante toda su presidencia, podría abandonar la Casa Blanca el próximo 20 de enero sin conseguirlo.

Los negociadores israelíes y palestinos que han estado reunidos durante cuatro días en la Base de Bolling bajo los oficios del enviado de EE UU para la región, Dennis Ross, se reunieron ayer en la Casa Blanca con Clinton por espacio de media hora. Tras la reunión se puso de manifiesto que existen todavía muchas diferencias entre las partes como para aventurar la posibilidad de alcanzar un acuerdo.

El responsable de los negociadores palestinos, Saeb Erekat, indicó que todas las partes están de acuerdo en que no se debe celebrar una cumbre a menos de que existen razonables posibilidades de éxito y reconoció que en la reunión con el presidente se había hablado poco de esa «cumbre». Tanto él como el ministro de Exteriores de Israel, Shlomo Ben Ami, indicaron que el encuentro con Clinton había sido muy positivo.
Por su parte, Erekat indicó que a los palestinos les gustaría alcanzar un acuerdo durante la presidencia de Clinton, pero subrayó que, si el conflicto continúa después de esa fecha, el nuevo presidente de Estados Unidos, George W. Bush, podría también ayudar en la negociación. Shlomo Ben Ami reiteró que «se mantienen las diferencias» después de esta nueva semana de negociaciones y ambos anunciaron que informarán respectivamente a Yaser Arafat y al primer ministro israelí, Ehud Barak, y el miércoles decidirán el próximo paso a dar. Al parecer, el conflictivo asunto del futuro de Jerusalén ha vuelto a ser el gran problema.