La muerte ayer de tres policías serbios, al pisar su vehículo una
mina en el sur de Serbia, aumenta la indignación y las protestas de
los serbios en una jornada de duelo por las víctimas del atentado
del viernes pasado. El viceprimer ministro serbio, Nebojsa Covic,
encargado de la crisis en el sur de Serbia limítrofe con Kosovo,
amenazó ayer con adoptar «una respuesta adecuada al terrorismo», si
prosiguen las provocaciones de los albaneses armados que actúan en
la zona desmilitarizada de seguridad fronteriza.
Covic dijo que «todavía debemos tener paciencia, porque si
decidimos hacer algo, lo haremos». «Por eso hay que reflexionar
bien, ya que se está levantando el bloqueo a nuestro país»,
indicó.
La guerrilla albanesa atacó ayer de nuevo las posiciones de las
fuerzas de seguridad serbias en la conflictiva zona limítrofe con
Kosovo, cuando estaban en marcha las operaciones de rescate de los
tres policías muertos por la explosión de una mina. Se desconocía
anoche si se registraron víctimas en ese ataque, esta vez con
morteros, efectuado por los guerrilleros infiltrados en la
desmilitarizada zona de seguridad de cinco kilómetros en torno a
Kosovo.
Covic pidió el jueves pasado a la OTAN la revisión del
armisticio de 1999, que impide a los comandos antiterroristas
serbios actuar contra las partidas secesionistas albanesas de la
frontera con Kosovo. El viceprimer ministro serbio consideró que la
muerte de los tres policías es un «acto criminal», con el que, a su
juicio, se pretende impedir la aplicación del plan de Belgrado para
la pacificación del conflictivo sudeste serbio.
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